Algora – 'Galimatías'

Uno de los secretos a voces de la escena independiente madrileña volvió a ser noticia, tras la publicación de su segundo LP en el pasado mes de mayo. Su debut ‘Planes de Verano’, publicado en 2007, se caracterizaba por ser inocentemente innovador, carismático y altamente entrañable, donde Víctor Algora apostaba claramente a ofrecernos un artista sencillo y con unos claros principios. Canciones como ‘David’, ‘Cucarachas’ o ‘Paraguas’ le elevaron a tener un nombre en la capital y le auparon a formar parte de iconos homosexuales del país.

Un año después, sacó un disco de remixes, ‘Nubes blancas, sueños raros’. Su primer EP lo mostraba con un crooner lo-fi con picoteos al mundo electro-pop. Probablemente, fue un intento de perdurar la memoria de su pasado trabajo. Así, aprovechando de afinidades melómanas y de amigos (Hidrogenesse, Florent y Yo) se marcó un popurrí curioso, reflejando, con una diferente y anecdótica dimensional, un trabajo realizado con total humildad y eliminando, en muchos casos, los aires de carne discotequera de las versiones originales.

Ahora tenemos por fin el segundo LP, y para el desconcierto del oyente, Algora ya no aprecia con el mismo corazón la electrónica.  Sus cajas de ritmos y sintetizadores desaparecen o pierden protagonismo  para pasarse  a un formato más acústico con instrumentación convencional. No es una sorpresa. Algora dejó bien claro, tanto en sus composiciones como en sus entrevistas, que inicialmente aspiró a altos vuelos  y a ser popularmente reconocido. ‘Galimatías’, como ‘El último primate’ para Najwa, representa un trabajo hecho tal cúal el artista ha querido, evitando el camino fácil. Sin embargo, como en el caso de la multiciplinar fémina, aunque las intenciones sean audaces, los resultados no tienen el mismo nivel de calidad.

Algora escogió  abandonar  una continuidad en su primer trabajo, en pro de seguir la estela de las canciones que más desentonaban en su trabajo primerizo: ‘David’, ‘Viaje a San Francisco’ y ‘Querido Hombre’. El problema es que, este cambio sumerge al cantante en una escena mucho más amplia y competitiva, siendo más difícil destacar.

Galimatias no es una ruptura estricta. Sus letras siguen empapadas de aureola naïf,  permanece una poesía onírica cautivadora difuminada en una voz muy particular, que analizadas,  siempre están abiertas a una libre interpretación del oyente. Se rodea de varias colaboraciones, destacando ‘Cocodrilo’ con Corazón. No obstante, Algora nos cuenta lo mismo otra vez, habla de amor-desamor, las visiones pasadas desde unos ojos infantiles-ñoños, el soledad o el abandono, sintiendo que, para Víctor, la vida es una eterna burbuja de vivencias cíclicas. Si por lo menos hubiese un single digno de recordar, quizás esta vez hubiese colado de nuevo.

Puntuación: 5/10

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