Sufjan Stevens – 'The Age of Adz'

Gran artesano musical, Sufjan Stevens marcó como pocos el folk de la pasada década con un inconfundible estilo que nos dejó como poco maravillados. No es que no contásemos con otros exponentes de calidad intachable, pero fue el de Michigan el que supo contentar a crítica y público con excelentes maneras y accesibilidad. Su capacidad para mezclar historias personales con otras de tinte más popular, su sensibilidad pop, la calidez de su voz y una instrumentación y arreglos simplemente preciosos hicieron de él uno entre un millón. Eso sí, siempre sencillo, con los pies en la tierra y muy cercano, todo ello palpable en su obra, desde el primer hasta el último acorde. ¿Sigue siendo el mismo? Por supuesto, pero sin dejar de explorar nuevos terrenos.

Los que esperan al Sufjan más historiador se van a quedar con las ganas, ya que su mastodóntico desafío de plasmar musicalmente todo el conglomerado estatal de su país se va a quedar, por ahora, en agua de borrajas. Después de unos cuantos trabajos menores, lo que nos llega ahora es una nueva gran propuesta con el nombre de ‘The Age of Adz’. Sufjan nunca nos deja indiferentes, y en esta ocasión sigue conservando la esencia pero renovando parte de su lenguaje. O quizás no tanto, al menos para los que conozcan su discografía completa. Para su última incursión musical se ha decantado por una vertiente más electrónica, sin ser la primera vez, ya que hace nueve años lanzó una curiosidad con el nombre de ‘Enjoy The Rabbit’, que también prefería embarcarse por derroteros más sintéticos, siendo posiblemente su álbum más conceptual y experimental hasta la fecha. ‘The Age of Adz’ no alcanza tales extremos temáticos (el zodiaco chino) o sonoros (a veces parecía que hablábamos de Autechre), sino que enlaza sus habituales estilismos instrumentales con autotunes, loops o cajas de rimos, de una manera básica pero efectiva. Efectiva pero en ocasiones impostada, ya que da la sensación de que voz y melodía van por un lado e instrumentación orgánica y electrónica por otro, sin formar un conjunto del todo sólido y compacto.

Indagando más detalladamente en el disco, podemos afirmar que de primeras las apariencias engañan, y ‘Futile devices’, tema que abre el álbum, tiene a ‘Seven Swans’ como espejo en el que mirarse. Con ‘Too much’ comienza la metamorfosis, y después de un comienzo ruidista, la voz de Sufjan aparece como sosiego ante un diseño de producción ligeramente desconcertante, formando un entramado musical algo desquiciante en un primer momento, pero finalmente repleto de exuberancia. Amor-odio en estado puro.

Con el tema homónimo nos transporta a un musical de carácter psicodélico, con unos preponderantes vientos y esos fantásticos coros de los que siempre hace gala. Muy björkiano todo. En concepto melódico (algo olvidado) regresa en la preciosa ‘I Walked’, mientras que en ‘I want to be well’ se desmelena en un exceso interpretativo, fiero, casi combativo, una faceta a la que no estamos muy acostumbrados. La llegada de los los ecos y atmósferas más celestiales endulzan su intimista reflexión sobre la madurez y el amor en ‘Now that I’m older’. Y para terminar, una epopeya de veinticinco minutos (que en realidad son varias canciones enlazadas) donde eleva al cuadrado todo lo que hemos podido constatar durante todo el álbum.

No sé porque nos sorprendemos, Sufjan siempre se ha mostrado como un personaje lleno de excesos. Duración excesiva, producción excesiva, conceptos excesivos; y aún así siempre ha mantenido la cordura, aunque último álbum se muestre algo más disperso. ‘The Age of Adz’ refleja lo mejor de Sufjan, acentuando también sus peores vicios, que sin embargo siempre resultarán (casi) anecdóticos frente a su indudable talento.

Puntuación: 7 /10 | Escúchalo: NPR

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