Rihanna – Loud


¿Conseguirá Rihanna por fin el ansiado número uno en Billboard? En álbumes, claro, porque en singles acaba de obtener el octavo de su corta carrera (aparte de una buena retahíla de top 10). Muy pocas cantantes de su generación pueden presumir de ello, pero si hablamos del concepto LP, la cosa cambia. Y es que se trata de la  artista que mejor representa una tendencia predominante del pop comercial actual: los álbumes son lo de memos, la masa lo que exige son hits individuales. Lo curioso es que Rated R y especialmente Good Girl Gone Bad aguantaban el tirón con mucha más dignidad que otros superventas como el pesadísimo Animal de KeSha o el vulgar Teenage Dream de Katy Perry. Hasta Beyoncé debería arodillarse ante la de Barbados y su decencia pop (esa que Sasha se pasa por el c**o entre grito y grito). La vida nunca fue justa, el mundo de las divas mainstream siempre ha sido una auténtica carnicería, pero mientras Rihanna siga despachando bombas pop (el r’n’b ha muerto), todos felices y tranquilos. Quién hubiese dicho que la chiquilla iba a llegar a estas alturas de la película, cuando todos pensábamos que seguiría los pasos de Ashanti o Amerie (los pasos hacia la clínica de rehab más barata, por supuesto).

Tan solo un año después del infravalorado Rated R (un grower en toda regla), nos llega Loud, un álbum post-oscuridad que reivindica a la Rihanna más pícarona y divertida. Las lágrimas por Chris Brown ya se han secado, lo que más le(nos) apetece es juguetear con ese chico que nos mira tan descaradamente y disfrutar como si fuese la última noche de nuestra vida. ‘Only girl (In the world)’, primer single, se nos antoja un tanto desangelado, pero lo suficientemente efectivo como para desafiarnos en el dancefloor con su euro-dance machacón. De la misma rama también tenemos ‘S&M’, resultona y bailable, aunque las influencias Guetta adolecen en demasía.

En ‘What’s my name’ nos topamos con la Rihanna más exuberante, la de ‘Rude boy’ y su vertiente más dance-hall pop. Obviando el rap inicial de Drake, carente del flow del de Jay-Z en ’Umbrella’, lo que encontramos es una de sus mejores canciones, con una estructura bastante más compleja de lo habitual, en la que nunca queda muy claro cuando empieza y acaba el estribillo. Y de repente, shock. Primeros acordes de ‘Cheers (Drink to that)’: escuchamos un sampler del ‘I’m with you’ de Avril Lavigne. ¿Tomadura de pelo? ¿Pura vanguardia? ¿Todo y nada? No lo sabemos, el caso es que el asunto no resulta tan ridículo como podría parecer, concibiendo uno de los highligths de Loud, un canto al buenrollismo entre amigos con alcohol de por medio (Rihanna, a diferencia de Beyoncé, se niega a creer que irse de cervezas con los amigos es solo cosa de hombres).

En ‘Fading’ vuelve a sacar su lado más Barbados, especialmente en la interpretación; mientras que en ‘Mad down’ se traslada a la isla vecina de Jamaica con un número electro-reggae de lo más seductor. ‘California king bed’ abre la veda de las baladas aburridas, con guitarreo de postín y berridos de por medio. ‘Complícated’ (¿el fantasma de Avril otra vez?) comienza con una exquisita producción de tintes atmosféricos que parece anticipar una gran composición, para acabar arruinándola (en parte) con una grandilocuencia que no cuadra con la temática y el tono. Aquí es cuando echamos de menos el dramatismo descarnado (y sí, completamente justificado) de ‘Russian roulotte’. Volvemos a principios de la década pasada en ‘Raining men’, tema excesivamente trasnochado a día hoy como para provocar que levantemos siquiera una ceja. El disco se despide con ‘Love the way you lie (Part II)’, donde Rihanna se erige como absoluta protagonista (si es que no lo era ya en el original), mostrándose menos agresiva en pro de una dejadez vocal (en el buen sentido) que viene que ni pintada con la decadencia del conjunto.

¿El resultado? Como veis, hay de todo: hits indiscutibles, medias tintas y tostones infumables. Lo acostumbrado en el álbum de una pop-star. También no es menos cierto que Rihanna nos había demostrado lo contrario con sus dos últimos y notables largos. No hay que desesperar, un lapsus lo tiene cualquiera, y tampoco hay que hundir en el fango a este estimable Loud. Hablamos de un trabajo mejorable, pero con bastante virtudes. Además, al ritmo al que publica la chica (aprende de ella, Justin), se puede permitir algún que otro pequeño traspiés.

Puntuación: 5,5 /10 | Escúchalo: web de Rihanna

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