Arcade Fire en el Palacio de los Deportes
La expectación el pasado sábado en el Palacio de Deportes de Madrid era máxima. Hacía tres años que los canadienses no pisaban la capital española (la última vez fue en 2007, en el extinto Festival Summercase). Su nuevo disco, The Suburbs, consiguió colarse en las listas españolas en estos tiempos tan piratas. Las entradas llevaban agotadas varias semanas. Y todo esto sin sonar en los Cuarenta Principales…
Quince minutos después de la hora fijada, Arcade Fire tomaban posiciones sobre el escenario del abarrotado recinto. Nada menos que ocho personas se presentaron ante el público y un simpático Win Butler saludó en castellano, un bonito y sencillo gesto que a muchos artistas les cuesta llevar a la práctica. Los agradecimientos se repetirían a lo largo de la noche.
Sin más miramientos, arrancaron con dos de sus últimas composiciones, Ready to Start seguido de Month of May (cuyo recuento anglosajón se convirtió en “uno, dos, tres cuatro”). Un buen y cañero comienzo de una cita que se caracterizó por el equilibrado repertorio entre su fantástico debut Funeral (2004) y The Suburbs, con una menor presencia de Neon Bible (2007).
Uno de los momentos más entrañables fueron las dos canciones seguidas que se marcó Régine Chassagne al micrófono, Haiti y Sprawl. La menudita mujer de Butler, con un vestido y manguitas llenas de lentejuelas, encandiló al recinto con su dulce voz y sus bailes, que remató con unas cariocas que le dieron un toque mágico al momento. Mientras, Butler se subía al piano donde estaba a punto de tocar The Suburbs (con el recién estrenado videoclip dirigido por Spike Jonze de fondo) y la cambiante Crown of Love, emotiva al inicio pero de acelerado final.
El trasiego sobre el escenario era constante; tras cada tema, había cambios de posiciones, como el juego de la silla. Régine pasó por la batería, los teclados, la zanfona, el acordeón… Butler tocó piano, guitarra, mandolina… todo un espectáculo para la vista.
Apoteósico falso final encadenando Power Out con la tremenda Rebellion (Lies), con todo el recinto cantando al unísono… aunque los mejores cánticos estaban por llegar. El bis fue corto pero intenso. El órgano resonó en el recinto al son de Intervention pero fue con Wake Up con la que por poco se viene abajo. La sintonía entre el grupo y el público fue absoluta a la hora de los “Oooohhh”.
Sin necesidad de artificios, ni decoración; armados con sus instrumentos y sus interpretaciones intensas y emotivas se bastan y se sobran. Como anunció Butler en una de sus numerosas intervenciones, Arcade Fire son humildes y sencillos, y literalmente flipaban con las más de 10.000 personas que les observaban, a pesar de haber llenado el Madison Square Garden de Nueva York dos noches seguidas. Pero hay que recordar que, en España, hay quien sigue sin saber quiénes son. Pues ellos se lo pierden. Menudo privilegio.
Puntuación: 9