Daft Punk – B.S.O. Tron Legacy

La parafernalia generada alrededor de la secuela (y no remake, como rezan algunos) del clásico cinematográfico de los ochenta se ha convertido en una de las maquinarias de marketing más potentes de los últimos tiempos. Webs, foros y demás publicaciones digitales comentando todas y cada una de las novedades reveladas acerca de cualquier aspecto del film, por muy nimio que sea. Con el anuncio de la composición de la banda sonora por parte de Daft Punk, la red, directamente, ardió. Sin dejar de ser la elección más evidente, nadie se pudo imaginar que Hollywood, y menos Disney, sacase a relucir su lado más electrónico y europeo. Una cosa es incluir canciones de artistas más o menos indies en una suerte de compilación sobre una película, y otra muy distinta ceder la banda sonora a uno de los estandartes de la electrónica actual. Y más si hablamos de una película cien por cien comercial.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Durante los últimos meses hemos podido ir escuchando adelantos de algunos de los temas incluidos en el álbum, por lo que desde hace un tiempo ya sabemos por donde iban a ir los tiros. Quien espere un Discovery o un Homework, ya le advierto que anda completamente desencaminado. Hay que admitirlo, lucía demasiado bien para ser verdad. Lo que tenemos es una banda sonora de corte clásico, con bastante sintetizador de por medio, sin olvidar la consabida instrumentación orgánica.

No nos echemos las manos a la cabeza, el trabajo del dúo se perfila como caballo ganador. La perfecta sincronización entre clasicismo y modernidad da los frutos para lo que se espera de un proyecto de estas condiciones. Es verdad, las sorpresas son mínimas, nos encontramos ante un álbum escasamente revolucionario, y sin embargo Daft Punk han sabido desenvolverse con maestría para remarcar y elevar escenas y secuencias (lo que hemos podido constatar en los avances), pero como obra independiente también funciona con solvencia. Como nota curiosa, en ocasiones aparecen retazos de aquellas bandas sonoras de los setenta y ochenta, con Vangelis y Moroder a la cabeza, que peregrinaban entre los sintetizadores más kitch (y a su vez más irrepetibles) que uno pudiese imaginar.

Furiosa y encolerizada en ciertos tramos, tranquila y sosegada en otros, las veintidos pistas enlazan sofisticación high-tech con elementos conservadores en un cóctel donde la épica juega su mayor baza. Porque al fin y al cabo hablamos de la banda sonora de un film made in Hollywood, no hay que olvidarlo. Los que quisiesen un experimento más sintético se tendrán que conformar con el supuesto proyecto paralelo del dúo, del que se dice, se comenta, contiene las pistas desechadas por Disney. El resto disfrutaremos con una obra bastante completa e interesante, un buen aperitivo para los que esperamos impacientemente el estreno de la película.

Puntuación: 7 /10

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