Napoleon IIIrd – Christiania

James Mabbett, orfebre escondido detrás del proyecto de Napoleon IIIrd y componente de Little Japanese Toy, forma parte de ese elenco de artistas que visionan el concepto sonoro como una perspectiva revolucionaria y viva, una realidad ecléctica y arduamente entretejida, donde sensaciones, ecos, trazas y emociones conciben un híbrido melómano inquietante y perturbador a la par que cercano. Probablemente, sin la existencia de la larga sombra de Animal Collective y su legado pop (condensado en Merriweather Post Pavilion), quizás no hubiésemos conocido el nacimiento del pop collage handmade. Si Gang Gang Dance representa uno de sus coetáneos estilísticos más relevantes, junto con el emergente Golden Ages, Reino Unido ha encontrado finalmente al artista que abanderar en esta plataforma experimental.

Napoleon IIIrd, incluido dentro del gratificante sello Brainlove Records, comenzó su andadura en solitario en el 2007 con In Debt To, debut con una marcada influencia de los inicios de la indietrónica, aquél momento culmen de unos Múm inspirados y atemporales, recordando a algunas composiciones de 6pm. Mabbet no estuvo acertado al escoger como primer single su tema menos transgresor, This Is My Call to Arms, quedando un álbum modesto en agua de borrajas.

Lo que pudiera haber sido una gran frustración, en el caso de Napoleon IIIrd ha supuesto la apertura a una exploración musical plena, profundizando en una amalgama incomparable de sonidos. Mabbet crea sus composiciones tal que un puzzle infinitamente texturizado y sus influencias son tan apabullantes que el conjunto adquiere identidad propia y única, rozando las dotes de genialidad. Aunque la comparación con los americanos mencionados es inevitable (con un sonido más similar a los proyectos paralelos de Panda Bear y Avey Tare), sus estructuras son mucho más ambiciosas, un cotidiano viaje entre Caribou, M83, ecos a Burial, Fuck Buttons, Akron/Family o incluso Apparat, y esto, es precisamente lo que el artista pretende. Su propósito es coquetear con la familiaridad de los ambientes, bajo una voz en la línea de Patrick Stickles (Titus Andronicus) y elaborar, distorsionar y relamir auténticas piezas de extraordinaria belleza y perfección, composiciones de atractivo inusitado, que envuelven al oyente en un mundo explosivo, incendiario y totalmente personal.

The Unknown Unknown abre Christiana, sumergiéndonos levemente en su psicodelia particular con formas poderosamente tropicales, como si Avey Tare se fusionase con El Guincho. Leaving Copenhagen se inicia con rumor de pajarillos, posteriormente distorsionados, para dar paso a una cautivadora percusión que será la introducción a la danza de beats madura y estratégicamente predispuesta. Y a partir de ese instante, su ramaje sonoro consigue aislarnos en su universo autista. The Hardline Optimist no rebaja el nivel y aniquila todo requesmor de liberación, infectando nuestra conciencia por complejo. Una vez  inyectada su droga alucinógena, Mabbet da rienda suelta a su ingenio y se permite el lujo de embeber a su antojo cualquier elemento a una realidad enriquecedoramente pletórica. This Town (un mar lo-fi anestésico de múltiples capas), That Town, Guys Just Wama Have Sun o I Try, son ejemplos de la grandeza de sus atmósferas experimentales, destacando Rough Music, que suena a cántico ancestral. Mtfu supone el fin de este buceo único y la decepción de que un LP de una exquisitez endiablada, sólo albergue nueve temas.

Etiquetarle de genio, es un atrevimiento que ni yo mismo, con toda mi grandilocuencia y verborrea, puedo permitirme. Sin embargo, James Mabbet lo logra por sus propios méritos y demuestra, durante todo el LP, de un talento y una capacidad creadora sorprendentes, elaborando una obra brillante y luminosa de pop multicultural que eclosiona pasado, presente y futuro. Qué más se puede pedir.

Puntuación: 9.6

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