Premios Los 40 Principales: terror musical al cubo

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Y no, no nos referimos al espeluznante aspecto de Cher. No es nada nuevo que Los 40 Principales representan lo peorcito de este país a nivel musical y cultural. Esta actitud ha dejado de ser hasta esnob, ya que resulta tan evidente su decadencia en los últimos años que ya no se puede llegar a calificar como tal. Esta decadencia ha ido pareja a una cada vez más débil industria musical española, tanto en lo económico como en la calidad. Algo que por otra parte ya se anticipaba desde los noventa, pero que con la llegada de la anterior década se agudizó de sobremanera. Los 40, en vez de mantener ciertos niveles de calidad, siguió por esta estela de destrucción.

Parece increíble que hubiese una época donde bandas españolas como Los Fresones Rebeldes o Nosotrash sonaban a través de las ondas de esta emisora. De acuerdo, no tenían el peso de los «grandes» artistas comerciales, pero su presencia aportaba variedad a la radio española. Si hablamos de música internacional, R.E.M. o Bruce Springsteen llegaban al número uno, Air o Phoenix aparecían en sus listas semanales. Pero empezaron a recortar programación, a tirar de clásicos, por lo que las canciones podían durar en lista meses y meses. Otra causa de este último factor es la marginación de singles incluso de sus artistas estrella (si se lanzaban cuatro ellos solo radiaban dos). ¿Por qué sus números unos pueden durar cinco semanas en lo más alto? Porque no hay suficiente cantidad de música nueva en su radiofórmula.

Últimamente la calidad sigue siendo bastante baja, pero al menos están tirando bastante más de artistas internacionales, ahora cuando, por otra parte, el mainstream americano está llegando a niveles de chonismo algo alarmantes; y aún así, siempre será mejor que escuchar a nuestros ¿músicos? autóctonos. En ello también influye el hecho de que los artistas nóveles promocionados son cada vez menos (recordad, siempre hablo desde la perspectiva comercial), cosa que por otra parte agradecemos. No necesitamos un nuevo El Sueño de Morfeo o Pignoise.

Todo ésto viene a razón de la gala de los Premios Los 40 Principales que se celebró ayer viernes en el Palacio de los Deportes. La ¿celebración? supuso el culmen de las limitaciones musicales, y por extensión culturales, de un país que cada vez se acerca más al modelo de la pandereta. Y lo peor de todo, no resultó minimamente entretenida, ni contemplándola desde la perspectiva del guilty pleasure, de lo kitsch o de la burla esnob. Los MTV EMA  fueron el súmmun de la diversión en comparación con este despropósito. Presentadores insulsos y sin gracia, actuaciones generalmente horrorosas (que se puede esperar de gente como Edward Maya o Robert Ramirez) y un sentido del ritmo que ya quisiera para sí mismo cualquier directorzucho europeo de arte y ensayo. Hasta los Goya, soporíferos a todas luces, parecen mucho mejor de lo que son.

¿Algún aspecto positivo? La actuación de Kylie, tan simpática y efectiva como siempre, los agradecimientos de Lady Gaga vía grabación (incluyendo un ‘Gracias pequeños monstruitos’ en castellano), La Mala rapeando (y autopromocionándose) mientras subía al escenario a presentar un premio, la pobre Cher que no sabía ni lo que hacía ahí y el cutrerío adictivo de Ke$ha en su desparrame de directo. Momentos que en realidad no compensaron casi cuatro horas de terror musical al cubo.

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