Jenny Hval y Shogun Kunitoki en Nasti

La sala Nasti de Madrid albergaba, este pasado sábado, la segunda jornada del 5º aniversario de la Asociación cultural y promotora especializada en músicos escandinavos independientes Fikasound. Dos eran los conciertos que teníamos por delante, y, a juzgar por los numerosos asistentes, la expectación era máxima.

La primera en actuar fue Jenny Hval (ex-Rockettothesky) quien vino a presentar su último disco Viscera, cuyo lanzamiento se espera  para dentro de 3 semanas.

El proyecto de la noruega Jenny Hval apareció en el escenario en formación de trío: guitarrista, batería, y, frente al micrófono, ella misma quien también portaba otra guitarra. Tras la presentación oficial por parte de Jenny, unos acordes sencillos de guitarra cristalina unidos a su angelical voz, inundaron la sala y acallaron cualquier murmullo que pudiera haber. El concierto comenzó lento, muy folk, con un sonido excelente, y ante todo sobresaliendo la magnifica voz de Jenny quien hacía alarde de un sentimiento y una dulzura sobrenaturales. En el primer tema ya dejó claro que sus cualidades vocales eran muy superiores a las de una cantante acústica más. Sus melodías nos teletransportaban a terrenos angelicales, celestiales, misteriosos y un tanto oscuros, probablemente en sintonía con los paisajes gélidos y brumosos de donde procede.

El batería por su parte hacía de las suyas, incluyendo unos cuencos que golpeaba para dar detalles insospechadosal sonido final, rozando un platillo con otro o golpeando con la batuta la madera de la batería, sobrepasando los límites funcionales de ésta y consiguiendo así nuevos sonidos para las diferentes tonalidad vocales de Jenny con el consiguiente asombro de los asistentes.

El concierto iba transcurriendo lento y preciso, precioso y envolvente. Jenny no solo cantaba, también hacía alarde de un bonito acento inglés, medio susurrando, medio hablando en las introducciones de las canciones. Este hecho no es casual, ya te Jenny Hval también hace recitales de poesía.

Los comentarios jocosos de Jenny entre canción y canción mostraban que se sentía cómoda en el escenario, al igual que nosotros como público. Hasta dedicó una canción al viaje desde Castellón del Tanned Tin a Madrid, sacando alguna carcajada del público. En una segunda parte del concierto las guitarras se hicieron más desgarradas y enérgicas, sacando la garra de su dulce voz y donde el rock hizo acto de presencia. Casi al final del concierto presentó un tema donde confesó  que se había basado, para componerlo, en la gran cantidad de libros escritos por hombres que leyó desde pequeña y que trataban a la mujer como ‘grandes pechos’ , y en el odio que esto le había generado. Finalmente, el broche de oro al concierto fue puesto con distorsiones y un casi un drone-folk, terminando el concierto, de regusto dulce inicial, a estruendosamente épico. Gran actuación y gran descubrimiento.

Los segundos en aparecer fueron Shogun Kunitoki, presentando su disco Vinonaamakasio con una puesta en escena minimalista y sorprendente. Los componentes de los finlandeses eran 4: dos teclados, un batería y un proyector. De repente,  el público se vió a oscuras (exceptuando la luz de la barra) con la sola ayuda lumínica de una bombilla parpadeante que asomaba por detrás del escenario y las proyecciones sobre la pared. Fue la apuesta kraut-rock y movida de la noche. La banda finlandesa llenó la sala de órganos, moduladores, sintetizadores y de ambiente retro cósmico, de ciencia ficción de los 60, de música concreta y una actitud comprometida con el minimalismo de Faust, unos The Emperor Machine sin bombo y un retrofuturismo oscuro a lo Tortoise o los recientes The Soft Moon.

El concierto de unos 50 minutos fue lo justo para no acabar aburrido y repetitivo, ya que la fórmula y el sónido, aún siendo interesantes y atractivos, resultaban un tanto monótonos sin apoyo vocal, al tratarse de una propuesta puramente instrumental. Sin interrupciones entre canción y canción, el órden lo iba dando las distintas proyecciones que aparecían en la pared, de corte minimalista, colorista y repleto de objetos geométricos en muchas de ellas. Aún así el concierto resultó  ser sorprendente e interesante, un viaje retrofuturista con un ambiente poco visto en otros conciertos similares. El sonido fue muy bueno aunque un tanto saturado debido a las características de la sala que no permitía la expansión del sonido.

En fin, una experiencia musical de lo más interesante y unos grupos para echarse al bolsillo gracias Fikasound y a la sala Nasti donde hemos podido disfrutar un ambiente y grupos alternativos dignos de las mejores noches musicales madrileñas. ¡Hasta el 6º aniversario!

Fotografías realizadas por Jan Wirelegs.

Actualización: Jenny Hval nos informa que el proyecto que lidera ha cambiado de nombre, dejándose de llamar Rockettothesky, aunque Fikasound no disponía de esta información, por lo que toda la promoción se realizó utilizando el nombre anterior.

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