El Guincho en la Sala Heineken

La Fiesta Demoscópica de Mondo Sonoro se está convirtiendo en una cita obligada para descubrir las bandas que pegarán próximamente dentro del panorama nacional. En la cita madrileña nos encontramos con tres formaciones bastante desconocidas para el público en general arropadas por la presencia de El Guincho, que además fue elegido como mejor disco del año pasado por la publicación catalana. El canario actuaba como maestro de ceremonias y como reclamo principal de un evento totalmente gratuito. Si te lo perdiste es porque quisiste.

La noche comenzó con la propuesta de rock progresivo con aires a Mogwai de Fire Fem. Las voces quedaban en un segundo plano ante los teclados atmosféricos o, como en la última canción, que otorgaban una agradecida aura espacial. No todo era de corte dreamy, ya que también podíamos percibir arañazos de furia acelerada en algunos de los temas, sin olvidar ese momento muy cercano al pop tropicalista de El Guincho (¿el guiño de la noche?), con el que se desmarcaron de su sonido habitual. Parece que el prog-rock se está extendiendo por la geografía española, como también hemos podido comprobar con el candidato español del MAP de febrero, Atleta. Nos alegramos por ello.

Los siguientes en la lista fueron los madrileños Los Claveles, que a base de guitarrazos se abrieron paso con un típico pop-rock canalla de la capital. A veces se acercaban a los mejores Nikis pero no llegaban a la gracia de sus coetáneos Los Punsetes. Incluso de manera algo sonrojante caían en las maneras de los Hombres G más de garrafón. A pesar de todo se mostraron divertidos y descarados, más que suficiente para contentar al público.

Tenía curiosidad por escuchar a Marcus Doo and the Secret Family, pero me dejaron con cierto sabor agrio. Sin duda tienen fuerza en directo, pero respecto a su The Magpie Returned the Ring las canciones suenan algo más convencionales que en estudio, en ocasiones con cierto parecido a bandas teenagers como Paramore (¡!) o al pop-folk al uso de Mumford & Sons. Una experiencia emocional aunque poco sutil y algo facilona (a veces no era difícil sentirse algo vendido), que sin embargo, gracias a la cercanía y amabilidad sobre el escenario, hicieron de su repertorio algo para disfrutar, aunque quizás no para recordar.

Como era de esperar, Pablo de El Guincho se mostró simpático y encantador a pesar de algunos problemas técnicos justo antes de empezar que retrasaron el concierto unos minutos. Su apuesta sigue siendo caballo ganador, por muchas veces que le hayamos podido ver sobre el escenario. Con todo listo, Pablo y sus compinches nos enseñaron todas sus cartas desde el principio, con la conocida vena tropicalísta mezclada con su nueva faceta de tintes más pop y hasta hip-hop. Pop Negro se alzó como el gran protagonista, con ‘FM tan sexy’, la siempre jocosa ‘Novias’ o ‘Ghetto fácil’ entre otras. Era de esperar que ‘Bombay’ se convirtiese en el himno del directo y de la noche, con el público absolutamente entregado al baile y al desenfreno. El primer disco también tuvo su hueco, destacando una versión ligeramente retocada de la ya clásica ‘Palmitos Park’. «Fiesta» es la palabra que mejor describe un directo portentosamente disfrutable. Parafraseando ‘Bombay’, “si no lo ves, es que no lo quieres ver”.

Texto: jarto / Fotos: Diego Sánchez Domínguez

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