Reivindicando a… Ke$ha
Cuando ‘Tik tok’ apareció en nuestras vidas no dimos un duro por esa chica zarrapastrosa y con el pelo sucio. La canción tenía pegada, sí, pero apestaba a one hit wonder a kilómetros. Cuando se mantuvo tres meses en el número uno del Billboard, arrebatándoselo a ’Bad romance’, comenzamos a plantearnos que quizás Ke$ha podría sobrevivir a este single, pero que no llegaría viva para un segundo disco. Además, esa actitud vulgar y en modo desparrame all day se antojaba demasiado impostada. Han ido pasando los meses y se han ido sucediendo varíos singles, vídeos y demás parafernalia mediática y poco a poco vamos viendo el encanto de Ke Símbolo de Dólar Ha (broma tan estúpida como grandiosa).
Cuando cantaba sobre emborracharse no nos la creíamos (¿otra popstar que habla de salir de farra?, pues ya ves); ahora que no lo hace, sí que descubrimos que su vida es un desfás continuo. Y sobre todo trash, muy trash. Hablamos posiblemente de la única popstar que parece que se muestra tal como es, lo incrusta en su música (por quien no lo sepa, ella compone) y te puede gustar más o menos, pero la honestidad respecto a su persona es real. En eso da sopas con ondas hasta a Lady Gaga, bastante creíble, aunque excesiva, en su actitud pro gay/nerd (no, el modo irónico no está conectado). Ke$ha también suelta ese discurso, pero de una manera más fiestera y divertida, y sin mostrarse tan cargante.
¿Y la música? Digamos que no salvará el mundo del pop, pero podemos afirmar que, a pesar de su juventud, tiene cierta identidad propia (tampoco hablamos de The Cure). El otro día escuchando la nueva canción de Aqua, pensé ‘espera, suena a Ke$ha’. Aunque el productor de la californiana sea Dr. Luke ,no pensé en Katy Perry, o en los ocho mil cantantes a los que produce. Sí, su electro-pop no cambiará el mundo, pero nos hará echarnos unos bailoteos; sí, un disco entero puede resultar inaguantable, pero a ver qué popstar actual aguanta el tirón de 12 canciones seguidas (Robyn y deja de contar). Hits tiene, e incluso alguno que no ha salido (ni saldrá) como single.
Tema aparte son sus vídeos y actuaciones, que rozan el cutrerío más zafio y desbordado, y que por ello le hacen ganar puntos. Aún recuerdo impactado su performance en la gala de Los 40 Principales, con esos cubos de basura que no, no había traído desde Los Ángeles como parte de su atrezzo, ¡son los que se pueden ver en cualquier esquina de Madrid! La pregunta es si llamó a Gallardón para pedirle permiso o se los llevo de mala manera de los alrededores del Palacio de los Deportes. ¿Y ese speech en los MTV EMA también en Madrid dónde no sabía ni lo que decía y todos nos quedamos igual que como estábamos? Aún estamos descifrándolo, pero seguro que era de lo más profundo. Y no nos olvidemos de volver a poner de moda las pinturas fluorescentes que brillan en la oscuridad. ¿Queríamos la vuelta de los noventa? Toma dos tazas.
Que decir de esas vestimentas sin estética definida. Lady Gaga y su equipo cogen lo primero que se les ocurre, pero luego lo tunean convenientemente. Ke$ha se lo pone y punto, así va como una mamarracha el 95% de las veces. No nos olvidemos de los vídeos, especialmente el de ‘Blow’, todo un despropósito en el comienzo, y sí, en el final, pero un despropósito sin desperdicio. Unicornios humanos, arco iris, Dawson y risas forzadas en un vídeo cinco veces más barato que ‘Born this way’, pero infinitamente más divertido. Tanto, que una canción en principio tan anodina la ha convertido en un imprescindible de mi playlist. Alguien tan cutre nunca podrá dejar de resultar atrayente.