Cut Copy en la Sala Heineken, Madrid
Con las entradas agotadas y sin teloneros previos aparecieron los australianos Cut Copy en escena para presentar su último largo Zonoscope. Sorprendidos estábamos con la cantidad de instrumentos sobre el escenario, por lo que creímos que traerían consigo a algún músico extra, pero creímos mal: con ellos cuatro tienen lo justo y necesario. Mezclando lo mejor del último álbum y de su antecesor (como era de esperar, el primero cayó bastante en el olvido), los asistentes disfrutamos de hora y cuarto de éxtasis pop muy bien aprovechadas. Digo pop, pero también podríamos decir dance, new-wave o rock que poco a poco los miembros fueron hilando con su talento multi instrumentista.
El ramalazo ‘nerd de etiqueta’ de Dan Whitford no podría ser más atractivo, con un característico movimiento circular de brazos tan casposo como hipnótico. Hablando de Dan, su voz en directo no se resiente en absoluto, rezumando masculinidad y estilo y siendo uno de los (muchos) baluartes de la banda. A destacar también la actitud de los cuatro por encontrar el equilibrio entre diversión y seriedad para no convertirse en un tostón ni en un desfase impostado. Sin embargo Tim Hoey, nuevo miembro del grupo, sí que desprendía ciertas maneras punk que si en un principio no desentonaban, al final resultaban un tanto excesivas. Un único ‘pero’ dentro de un concierto para enmarcar.
Aunque la gente se entregaba bastante a la fiesta, obviamente fueron ‘Lights & Music’ y ‘Hearts on fire’ las que más despuntaron entre todo el setlist (sin ser las más destacadas). Para el grueso del público Zonoscope aún escasea como generador de himnos, pero no será porque no los tiene. ‘Need you know’, en el bis, fue uno de los momentos álgidos de la velada. Ya la conocemos todos: manos apuntando hacia el cielo y 100% stadium-pop (del bueno). Como era de preveer la larguísima ‘Sun God’ convirtió la Heineken en una improvisada y estilística pista de baile con el house como dueño y señor que aquellos quince minutos. La influencia DFA asomó la cabeza en ‘Corner in the sky’, mientras que David Byrne se manifestó en el cuerpo de Dan Whitford durante ‘Blink and you’ll miss a revolution’. Como colofón final eligieron uno de los temas más queridos (al menos para un servidor) de In Ghost Colours, ‘Out there in the ice’, con ese inolvidable ‘if thats what it takes, then don’t let it tear us apart, even if it breaks your heart’.
Como veis, poco o nada se preocupan de explotar sus hits más exitosos como despedida; su catálogo de canciones no entiende de popularidad, solo de brillantez. Y lo que es mejor, saben cómo trasladar la magia del disco a un directo tan emotivo como disfrutable. Dejan poso y por si fuera poco divierten. Para qué más.
jarto