Destroyer – Kaputt
Dan Bejar es uno de esos tipos polifacéticos que participa en todo tipo de proyectos (entre ellos The New Pornographers) y que en solitario demuestra que cada nuevo paso profesional es único. La repetición de conceptos y formas no parece ser uno de los vicios del americano, si es que los tiene (si es así, seguro que no chirrían). En estos días hemos podido atestiguar de nuevo su talento para nuestro desconcierto y sorpresa. Cuando en el último disco de Destroyer jugaba con el chamber-pop, en Kaputt se deja llevar por el glam, el funky y el disco de los setenta, en un elegante homenaje a la década.
Con el primer single ’Kaputt’ (y su estiloso vídeo) comenzamos a adivinar las maneras disco: una cadencia rítmica pero bailable, acompañada con la voz de un Bejar que mira a Brian Ferry. Efectivamente, te lo imaginas vestido de smoking blanco y negro, moviéndose suavemente y con el micro en una mano y un manhattan en la otra. Con la sexy ‘Chinatown’ Bejar nos obliga a admitir que el saxo no es sinónimo de peli porno de serie b, y más si lo arropamos con arreglos pomposos y elegantes. Elementos que por otra parte podemos apreciar en buena parte del disco, como en ‘Blue eyes’ , que también cuenta con una instrumentación de lo más ambiental. ‘Savage night at the opera’ se decanta por sutiles aromas sintetizados y, aunque por las bases acompañaría, aún mantenemos la chaqueta puesta mientras nos deslizamos lentamente sobre la pista de baile.
Aparecen ecos de Barry White, que le acompaña en espíritu en ‘Suicide demo for Kara Walker’, más en la forma que en el contenido; mientras que en ‘Poor in love’ recupera las maneras del llorón atractivo (que existe), en uno de los cortes que más se desmarca del conjunto. El hortera título de ‘Song for America’’ lo secunda la estridente guitarra y las voces femeninas al más puro estilo bar de segunda de Las Vegas, tan decadentes como sensuales. Con el número final ‘Bay of pigs’ vuelve a dejarnos ojipláticos en un ejercicio atmosférico, casi espacial, de casi doce minutos donde se van sucediendo diferentes matices orgánicos y sintéticos hasta los últimos minutos donde Bejar vuelve por los derroteros generales del álbum.
El resultado es un trabajo coherente y cohesionado, aunque no lo suficiente como para transmitir monotonía y aburrir. Recomendamos un consumo pausado y en un entorno armónico y relajante. Tus sentidos nos lo agradecerán. No hay que olvidarse que estará presentándolo en la capital el próximo día 19 de junio dentro del festival Heineken Día de la Música.
Puntuación: 7’75/10 | Escúchalo: Spotify
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