Primavera Sound: crónica del jueves

Otro nuevo año para el Primavera Sound y otra cita más para los amantes de la música de corte independiente. En esta edición, como en todas, el cartel rebosaba calidad por doquier pero se intuía cierta masificación, y viendo la organización y la cantidad de errores, hemos dado en el clavo. La web sobrecargada, el sistema de tarjetas venido abajo, barras a las que no se les permite servir nada por equis razón… Todo ello hacía pensar que este año habían excedido la cantidad de personas razonable y no habían asumido las consecuencias. Tanto nombre y supuesta sofisticación y modernidad para que al final todo acabe como el rosario de la aurora y con gente indignada a los que poco les quedaba para unirse a los de Plaza Catalunya. Pero como lo que importa es la música, centrémonos en algunos de los conciertos que pudimos ver (quien conozca el arte del don de la ubicuidad que nos lo diga).

Comenzando con Moon Duo y su distorsión siniestra, hay que admitir que como una de las apertura de festival y a las siete de la tarde quizás no era el directo más indicado. Como unos Suicide del siglo XXI, el dúo nos trasladó con absoluta eficiencia el poderío de su trabajo en estudio y aunque los primeros minutos convencían, el show acaba lastrado por cierta monotonía.

Intentando llegar a ver algo de Cults y quedándonos con las ganas, nos pasamos por el show de Of Montreal, que como siempre destacaba por el caos de su loca performance. Todo un desfase que enmascaraba cierto desgaste de la fórmula, aunque el resultado seguía siendo tan divertido como siempre. La próxima parada se perfilaba con aires de hip-hop con el gran Big Boi. Como es de acostumbrar en conciertos del género, la música,100% enlatada, es lo de menos, y la actitud del rapero compensó este aspecto con un repertorio que mezclaba lo mejor de su último disco y clásicos de Outkast como ‘Ms. Jackson’ o ‘B.O.B.’. El público disfrutó de lo lindo, especialmente esas perras (en el mejor de los sentidos) subidas al escenario y contonéandose a ritmo de beat. Ya sabemos cómo se las gastan los artistas del género con este tipo de cosas.

Dirigiéndonos a la otra punta del Forum aterrizamos en el escenario Pitchfork con la intención de disfrutar de The Walkmen. Más lleno de lo que se esperaba, un recinto de estas características no es el mejor lugar para disfrutar de una banda de este corte, por mucho que en ocasiones saquen a la luz una furia guitarrera desatada, hablamos de una banda más bien indicada para las distancias cortas. Y aún así demostraron su buen hacer con un directo competente y una calidad de sonido envidiable.

Caribou y su electrónica orgánica fueron uno de los triunfadores del jueves con un show enigmático (la iluminación a contraluz se revelaba como fantástica) donde interpretaron su aclamado Odessa con temas de discos anteriores, incluyendo alguno de Manitoba, la anterior formación de Dan Snaith. La disposición sobre el escenario de él y sus compañeros ayudaba a la generación de una atmósfera psicodélica y bailable a su estilo (casi nada de chunda chunda, como era de suponer).

Los veteranos Flaming Lips eran los siguientes, y una de las apuestas más seguras para pasarlo bien. Concierto de hora y media donde cupieron algunos temas de su nuevo disco, pero sobre todo grandes clásicos como ‘Raze for the price’, ‘Yeah yeah song’ o ‘She don’t use jelly’, y ‘Do you realize’ como colofón final que no quedó empañado ni por unos bajos con los que nos retumbaba hasta la glotis. Y el show como era de esperar fue el mismo que llevamos viendo estos últimos años: burbujas y globos gigantes, chicuelas vestidas de Dorothy de El Mago de Oz (acompañadas por el resto de personajes), lásers con todas las formas y colores, serpentinas, confetti… Pero si funciona, ¿por qué cambiarlo? Una banda que nunca falla, pase lo que pase.

Ya muertos de cansancio decidimos embarcarnos en modo suicida al escenario Llevant, situado en una dimensión paralela del Forum (en realidad ni forma parte del recinto). Ahí interpretaba El Guincho su más que escuchado pero siempre eficiente y sobre todo exuberante directo; aunque solo pudimos catar unas pocas canciones, por otra parte suficiente ya que las energías no daban para más. Hoy más y mejor (y esperemos que sin disfunciones organizativas).

jarto / foto: Eric Pamies, Primavera Sound

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