Primavera Sound: crónica del viernes
Después del drama organizativo del día anterior nos sacudimos las decepciones con el impresionante concierto de Sufjan Stevens. Concierto por llamarlo de alguna manera. Un viaje cósmico pop (como denomina su último disco) sería más acertado para describir un show que conjugaba la épica y la introspección con un maestro de ceremonias pletórico. Una puesta en escena preciosa y apabullante, la más perfecta y dulce voz que se recuerda y una conexión escenario-público absoluta. Tanto que la gente no pudo mantenerse en sus asientos en los últimos minutos y se acercaron para sentir más de cerca un directo mágico. ¿Un pero? Que se centrase casi al 100% en The Age of Adz y All Delighted People, que son muy buenos trabajos pero no las obras maestras anteriores. Pero es que no queremos ni imaginar como hubiese sido asistir al concierto presentación de Illinois o Seven Swans… respiremos.
Los siguientes de los que pudimos disfrutar fueron unos amigos de Sufjan (que les acompañó en el escenario aunque desde un segundo plano), la banda de Ohio The National. Un directo potente pero sin transmitir el sonido tan característico y cuidado de sus discos. La voz de Matt Berninger, a pesar de su vigorosidad innata, no se encontraba demasiado integrada con el conjunto, por lo que la música adolecía la intensidad del estudio. A pesar de todo, con ese repertorio a ver quien era el guapo que se quejaba más de la cuenta. Desgranando High Violet y Boxer y regalándonos para nuestra sorpresa algunos hits de Alligator (inesperada ‘Mr November’), al final cumplieron con un concierto potente pero que, como The Walkman, no se celebró en el lugar más idóneo para una banda de este corte.
Escopetados desde LLevant (¿a quién se le ocurrió colocar un escenario donde Cristo perdió las sandalias?), llegamos a ras a los escoceses Belle & Sebastian. Como los últimos conciertos de la banda, se mostraron correctos pero poco sorprendentes, con cierto problemas con los bajos que pudimos también constatar en otros conciertos del escenario San Miguel. El equilibrio de su repertorio entre temas clásicos y modernos fue uno de los filones del directo, que compensó la falta de garra general. Aún así pudimos disfrutar de un buen concierto pop y así tararear y recordar sus míticas melodías infecciosas.
De vuelta a Llevant (sí, queríamos cortarnos los pies) para ver a Deerhunter en uno de los conciertos más efectivos y emocionantes del día y del festival. Brad Cox continúa en lo más alto del indie contemporáneo con sus frustraciones vitales que perfectamente y con sabiduría traslada a un directo expansivo e hipnótico. Voz e instrumentación perfectamente conjugados en una de las mejores calidades de sonido que se recuerdan.
Vuelta a San Miguel (…) para asistir a la resurrección de una de las bandas de pop británico (que no brit pop) más legendarias. Pulp congregó a tal masa de gente que si no se aparecía minutos antes del concierto sólo se podía ver más o menos cómodo desde la pradera. Jarvis se mostró tan carismático como anticipamos, y abriendo con ‘Do you remenber?’ ya nos tenían comprados desde el minuto cero. Nos dieron lo que queríamos con buen sonido, buena actitud (no se podía esperar menos del conocido líder) y un repertorio que incluyó ‘Common people’ como himno de la que se había montado en Plaza Catalunya horas antes. No se salieron de lo previsible, pero tampoco nos lo tomamos como un problema, todo lo contrario.
Tyondai Braxton abandonó Battles hace un tiempo y viendo su show pudimos constatar que la banda está llevando su música por un nuevo rumbo que plasmaron con precisión matemática. El prog-rock de su debut quedó ligeramente relegado por sus nuevos temas de corte más luminoso, como su nuevo y pegadizo single ‘Ice cream’. Suponemos que la marcha de Braxton supuso la causa por la que relegaron del todo sus primeras canciones, echando de menos pepinazos bailables como ‘Tonto’ o ‘Atlas’. Es lo que hay: borrón y cuenta nueva.
jarto / foto: Dani Cantó, Primavera Sound