Sónar Barcelona 2011: jueves
Una de las mejores propuestas del festival de música avanzada por excelencia de Barcelona, el Sónar, es la posibilidad de asistir al Sónar de día: el verdadero laboratorio de nuevos sonidos, escaparate de profesionales del mundo de la música, así como de nuevos instrumentos y herramientas musicales; además de ser un escenario idílico en el que se pueden disfrutar conciertos al aire libre con una cervecita en la mano.
¿Qué mejor manera de ver a Toro Y Moi? El entorno era perfecto para embarcarnos en un viaje chillwave, y además el tiempo estaba de nuestro lado; el sonido del SonarVillage, muy correcto. Pero algo falló: a pesar de haber bailado un par de canciones, no conectamos en ningún momento con la propuesta de Chazwick Bundick, que a ratos pecaba de monótona y lineal. Todo el mundo merece una segunda oportunidad, y esperamos que la próxima nos sorprenda gratamente.
Los que sí que me sorprendieron, más aún cuando ni siquiera tenía planeado verlos, fueron los suecos Little Dragon. El cuarteto de Gotemburgo, que lleva en activo de 1996, no sólo pusieron a bailar a todo el SónarVillage, sino que invitaban a unirse a la fiesta a todo el que pasaba por ahí. Sin ser precisamente la alegría de la huerta, el pop que practican Yukimi Nagano y compañía es sucio y elegante al mismo tiempo, con reminiscencias africanas y voces rotas más propias del soul que del electropop. Un grupo a escuchar, sobre todo si se es fan de sus compatriotas The Knife.
En una de mis pocas visitas al SónarDome, escenario curado por la Red Bull Music Academy (que este año tendrá su sede en la capital del Reino), asistí junto a unos amigos a la sesión de San Soda. Tecno, Hip Hop, Soul y muchos más géneros, pero mezclados sin aparente orden ni concierto. Además, el sonido saltaba cada dos por tres.
La sorpresa de la tarde, sin lugar a dudas, fue DELS, la prueba viva de que el hip hop puede ser elegante. Kieren Dickins, padre del proyecto, rimó con clase y el público asintió en masa. Y si eso fuera poco, bailamos, bailamos todo lo que pudimos y más. El final, con Shapeshift, fue épico.
AirWalker