Sónar Barcelona 2011: viernes

Segundo día del Sónar de día en el MACBA y CCCB y, como el día anterior terminamos pronto la fiesta (tras resistir la gran tentación que supone tener la posibilidad de ver a The Bloody Beetroots Death Crew 77 por 15 euros), pudimos empezar frescos el día. Y qué mejor que moviendo el esqueleto con una leyenda local: uno de nuestros periodistas musicales favoritos, Joan S. Luna, tras los platos del SonarVillage. Luna, que se declara amante del pop electrónico, nos regaló más de una hora de temazos más o menos conocidos del género. La apoteosis llegó con Chocolate Raspberry Lemon & Lime del australiano Muscles, que un servidor bailó solo sin importarle las miradas de los presentes.

Me dije a mí mismo que no vería a Astrud + Col·lectiu Brossa, no porque no me gusten, sino que ya los había visto un par de veces en directo, pero como era de esperarse no cumplí. Y aunque me haya perdido a oOoOO, todo lo demás perdió importancia al escuchar las ya no tan nuevas versiones de canciones como Minusvalía o Noam Chomsky (en ambas llegué a emocionarme) e incluso de Voglio vederti danzare (de Franco Vattiato) que Manolo y Genís han gestado en conjunto con ese cuarteto de cuerdas denominado Col·lectiu Brossa. Hubo también lugar para las reivindicaciones, cuando en El vertedero de Sao Paulo Manolo cambió a Natalia de Operación Triunfo por Pilar Rahola y animó, posteriormente, a todos los asistentes a que se unan a la manifestación del pasado 19 de junio.

Sin embargo, el punto álgido de la tarde llegó de la mano de Kieran Hebden, mejor conocido como Four Tet, que concentró a la práctica totalidad de asistentes a la jornada diurna del festival (que antes se dividían en cuatro escenarios), ansiosos por escuchar el directo del inglés, cuyo repertorio actual se basa principalmente en su último álbum There Is Love In You y sus colaboraciones con grandes como Burial, Thom Yorke o Caribou (con quien comparte similitudes creativas muy grandes). Hebden no defraudó, e hizo bailar tanto a fanáticos como incrédulos; todos con una sonrisa en la boca celebrando que somos jóvenes y que el buen tiempo ya ha empezado.

Llegada ya la noche, pude constatar que toda cara tiene su cruz, y quizás la de este festival fue, muy a mi pesar, la vieja gloria del synth-pop The Human League. Dos canciones aguanté, y tras la sensación de encontrarme en una verbena de pueblo viendo a la orquesta de turno, no me quedó mas que aceptar la derrota e ir a por el siguiente.

¡Y yo que pensaba sacrificar a Cut Copy por no poder desdoblarme! De haberlo hecho, me hubiese perdido la clase magistral de pop electrónico que nos dieron Dan Whitford y los suyos, que sonaban sorprendentemente bien y que, aunque no arriesgaron con nuevos arreglos en los temas que ya todos conocemos, los reprodujeron tan fielmente que a ratos parecía (sin realmente parecerlo) que hacían playback. Lo mejor del concierto: la locura total con temazos como Out There In The Ice, Lights & Music y el grower que es Need You Now.

Lo de M.I.A., sin embargo, no tuvo nombre. Tras salir cuarenta minutos tarde, espera que, en lugar de disuadir a la población del recinto sirvió de efecto llamada para multiplicar los espectadores del concierto que estaba por venir, nos vendió gato por liebre, y nos hizo bailar una amalgama de sonidos que nada tenían que ver con las canciones que todos conocemos. No sé si será por el sonido de la sala, por el aglomeramiento masivo de gente o porque simplemente ella es así, pero aquello fue más ruido que otra cosa. Aún así, entre aquel barullo (en el que disfrutamos y mucho, todo sea dicho) pudimos reconocer canciones como Galang, Born Free o la famosísima Paper Planes. Algo sí hemos de agradecerle a Arulpragasam, y es que, por coger un buen sitio (mala idea) llegamos con tiempo para escuchar la sesión de Munchi, cañera a más no poder y en la que no faltó el rap, reggae, dancehall e incluso el reguetón.

Para todo hay una primera vez, y el viernes por la noche era la primera vez que los sudafricanos Die Antwoord tocaban en nuestro país. Tras una emotiva intro en la que no faltaron las proyecciones del recientemente difunto amigo de la banda, Leon Botha, el trío (aunque Dj Hi-Tek no salga en las fotos, es parte oficial del grupo) empezó contundente con Enter the Ninja y, aunque perdía fuerza a ratos, desgranó uno a uno los temas más cañeros de su debut $O$, entre los que podemos destacar Rich Bitch, en la que Yo Landi Vi$$er (la favorita de todos) se lució, mi favorita Evil Boy, Wat Kyk Jy? o Beat Boy además de samplear a Enya (la elegida fue la archiconocida Orinoco Flow). Menos mal que se trajeron el muñeco «Evil Boy», que Ninja llevaba calzoncillos muy holgados y se alegraba de ver a tanta gente; su alegría saltaba a la vista.

AirWalker

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