Bon Iver – Bon Iver
Emma no está, Emma se fue, Emma se escapa de mi vida. Resumiéndolo de manera casposa, de esto y poco más trataba el primer disco de Bon Iver: la tristeza de la partida del amor, el único amor. Pero el tiempo cura las heridas, Bon Iver ha dejado a un lado la faceta de llorón (tampoco es que sea el rey de la fiesta) y se ha embarcado en el sucesor For Emma, Forever Ago (si no contamos su fantástico EP Blood Bank), Junto al último de Fleet Foxes, el álbum de folk-pop más esperado del año. Bon Iver no tiene nada que envidiar al estilo pastoral de los de Seattle, y además se permite más concesiones gracias a sus últimas colaboraciones y experimentos (si desprestigiar el gran Helplessness Blues).
Por un lado nos volvemos a topar con los pasajes campestres (solo hay que ver la portada) con cierto aire melancólico, pero añadiendo elementos sintéticos que dotan a las canciones de un nuevo aura más atmosférico en la mayoría de los casos. Suponemos que la aventura tanto en estudio como en directo junto al todopoderoso Kanye West le ha abierto la mente hacia nuevos sonidos y maneras. Con el single presentación, la enorme ’Calgari’, ya pudimos constatarlo, manteniendo además el lenguaje melódico que ya todos conocíamos. Además, la instrumentación y matices han aumentado considerablemente, como en ‘Perth’ , que abre el disco con flautas, tambores estilo marcha andante, vientos y demás lindezas que nos hacen percatarnos que la sencillez pasada ha quedado atrás en pro de un mayor barroquismo musical, algo que se extiende al resto del álbum. Y aún así la voz de Justin Vernom sigue preponderando entre todo el acompañamiento. A pesar de lo paradójico, el conglomerado sonoro simplemente acompaña y envuelve, no intenta restar protagonismo al factor humano, manteniendo intacto el papel de la calidez vocal del intérprete.
El único momento desconcertante es el tema que cierra el disco, ‘Beth/rest’, que recuerda a las clásicas baladas de los ochenta tan del gusto de M80 (‘Say you, say me’, por ejemplo), un pelín hortera, con saxo y guitarra AOR incluidos (¿Lady Gaga marcando tendencia?), dejándonos con la duda de si nos está tomando el pelo o qué. Y aún así no rechina tanto y nos convence de su valía para inmiscuirse en géneros peliagudos y no salir (del todo) escaldado.
Algunos lo tildarán de excesivo después de la desnudez de su debut, pero no es menos cierto que un músico tan inquieto como Bon Iver se hubiese quedado corto si nos hubiese entregado un For Emma segunda parte. Esa etapa ya pasó, todo el concepto musical del mismo no se podía repetir en esta segunda entrega porque sería todo lo contrario al efecto catalejo que esperamos de músicos de la talla de Justin Vernon: deben de mirar hacia el futuro sin titubeos. Repetirse sería un error, por mucho que su debut se encuentre algo por encima de esta secuela. Pero amigos, eso son palabras mayores.
Puntuación: 8/10 | Escúchalo: spotify