The Horrors – Skying

Quién iba a decir que The Horrors se convertirían en lo que a día de hoy han llegado a ser. De un debut absolutamente NME con destellos de calidad aunque algo caduco derivaron a un segundo álbum que, untado por la intensísima y elaborada producción de Geoff Barrow, sorprendió al más pintado con una solidez musical y conceptual por la que muchos coetáneos matarían. La banda se consolidó y sólo le hacía falta un tercer disco competente y a la altura para constatar que Primary Colors no fue un simple golpe de suerte. Voilà, Skying afianza su posición en el panorama indie-rock internacional con diferentes vertientes de su propio sonido.

‘Still life’ nos conquistó con las, sí, ya resabidas referencias a los ochenta, pero muy bien ejecutadas y sin pastiches, llevándolas a su terreno y haciéndolas tuyas. Es verdad, la manera de utilizar los sintes y la interpretación de Faris recuerdan a Simple Minds, pero la impronta de la banda, la que renovaron en Primary Colours, se mantiene intacta. Eso sí, a nivel general la sección de guitarras ha perdido aspereza en favor de un sonido más denso y expansivo, y los teclados y arreglos sintéticos ganan enteros, dentro de una evolución lógica y agradecida. ‘Changing the rain’ supone la declaración de intenciones de lo que la banda quiere reflejar en Skying, abriendo el disco con convicción, casi a modo de himno y atrapándonos desde los primeros compases. ‘Endless blue’ comienza con cobertura etérea y gotas de trompeta para girar 180º hacia su vertiente más afilada y contundente.

Coletazos de Echo & The Bunnymen se perciben en la melodía de ‘Wild eyed’, que en realidad queda diluida en unas de las atmósferas sonoras más patentes del álbum y la que mejor representa la portada del mismo (preciosa por otra parte). ‘Moving further away’ y ‘Ocean’s burning’ son dos nuevas aventuras progresivas de la escuela de ‘Sea within the sea’, aunque más focalizadas y nadando entre varias facetas de la banda. En ‘Monica gems’ aparece una cara más glam, en la que Brett Anderson se reencarna en Faris en un número que recuerda a Suede tanto en la interpretación como en la melodía y empleo de coros.

Al final tenemos lo mejor del anterior álbum con nuevos matices, especialmente en la producción, tan elaborada como llena de detalles y misterio que poco a poco iremos desentrañando. The Horrors han crecido como banda, y aunque Skying carezca del efecto sorpresa que supuso el enorme Primary Colours, nos congratulamos que poder decir que, definitivamente, Faris y los suyos ya no son flor de un día. Podrán fallar en próximos esfuerzos discográficos, pero salvo varias catástrofes musicales seguidas parece más que dudoso que pierdan la prestigiosa posición que se han ganado a pulso. Enhorabuena.

Puntuación: 8,25 | Escúchalo: spotify

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