Dirty Beaches en La Casa Encendida

La Casa Encendida acogió la primera visita del taiwanés con un clima tibio, entre sonrisas de entendidos y público desconocedor. Un concierto que se prometía más ruidoso y disonante para una terraza veraniega y soleada. Y así fue, Alex Zhang Hungtai vino sólo, sin ningún componente extra, sin batería y ni bajo adicionales. Toda la esencia percusiva, a excepción de concretos riffs empleados como base de ritmos, fue lanzada a través de sus pedales. Lejos de apantallar el resultado, y dadas las limitaciones del emplazamiento, ocasionó que su sonido pudiese ser más transparente y permitió apreciar su propuesta en todo su potencial.

Su álbum de debut, marcado por un pulso rabioso, por vidas recreadas en mohosos tabernas, por polvoredas atemporales con historias dramáticas, fue el ritmo protagonista del concierto. Cantando a través de un micrófono vintage que distorsionaba su voz, embutiendo sus cuerdas vocales en un clima de malestar vital, su guitarra absorbía el total papel de maestro de ceremonias y vigorizaba la tensión de sus composiciones. Las diversas reverberaciones brotaban en color y fulguraban fuerza, que sumado a su voz, convertían la terraza en penumbra, atmósfera sucia y cascadas intensas de asquedad. ‘Spreedway King’ o ‘Horses’ tornaron en angustía bajo su forma de gritar, una angustia entre Jamie Stewart de Xiu Xiu y Eels en Hombre Lobo, donde el artista entraba en trance, concentrado y ensimismado en su música

El problema de su actuación es que la sensación de bucle infinito de shoegaze de toques añejos y espontáneo dejo de ser veraz cuando sus estructuras de ritmos, más que angustiosas, pasaban a ser repetitivas. Su viaje casposo de desavenencias con halo de carretera, no lograba mantener el listón, un pequeño gato curtido que no perfila su maullidos por completo. Su brillantez se difuminaba en la duda de si todo era un personaje del escenario o si sentía como propio su repertorio, haciendo que temas como ‘Sweet 17’ no convencieran.

En el último terció, surgió su single lo-fi ‘Lord Knows Best’, girando acertadamente el directo. Fantasmagoricamente efectivo, fluctuante y nostálgico, supo adaptarlo convenientemente. Y desde ese momento, Hungtai consiguió despertar todo su talento existente, psychobilly brutalmente cohesionado, episodios agónicos enloquecedores, ecos a The Flaming Lips, y, de verdad, sentimos que esta figura dará que hablar, aunque necesitase de más entrenamiento.

Puntuación: 6.8/10

Tito Manu

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