Girls – Father, Son, Holy Ghost
Ha jugado siempre Girls con un lenguaje de lo evidente. Para que este lenguaje fuera posible hay una premisa obvia que se debe cumplir: no tener vergüenza de nada. Father, Son, Holy Ghost no es un disco previsible, pero sí evidente en este sentido que apuntamos. Intuimos, al comienzo de cada tema, por qué derroteros caerá, pero no sabemos exactamente lo que nos deparará la siguiente canción con respecto a su predecesora. Lo mismo ocurría con un matiz más juguetón y playero en Album. No tienen miedo a nada, su arrojo en encomiable y, en ese no temer, el disco revisita incesantemente, generando cortes que, sin asomo de duda –todo en este disco está a flor de piel–, beben del rock-and-roll y del pop más clásico. Es casi un rock-and-roll/pop de los años 50 y 60 extraído, y podríamos ir corte por corte rastreando sus padres sin demasiada dificultad. No nos referimos, en este sentido, sólo al sonido, sino que resulta palpable también en las letras de las canciones, de una inmediatez característica, cómo aquellas, sin doblez alguna.
De este modo, el álbum se vanagloria de sonido limpio y corte clásico. Así se demuestra en el timbre y la nitidez de las guitarras, en cualquier arreglo que se analice, y en la construcción de los cortes de tiempos medios y de las baladas que componen casi la totalidad del disco. Este segundo trabajo, por su inmediatez, se disfruta desde el primer momento. Sin embargo, no debemos buscar lo que no está: es el perpetuo homenaje, una vuelta sin revuelta, una vuelta sin vuelto de tuerca (como sí puede haber conseguido Deerhunter en algún tema del Halcyon Digest) al sonido germinal de la música popular. Es preciso en su recuerdo, es certero en su homenaje. En las letras esto se reafirma resultando igual de obvio. No necesita más, Owens consigue transmitir con su voz la sensación de que lo que ha salido de primeras está maduro.
Por todo lo dicho, no cabe duda de que Father, Son, Holy Ghost cumple sobradamente sus pretensiones. Ahora bien, tengo curiosidad por saber cómo le tratarán los años a este disco, cómo le sentarán los años a este grupo. Es decir, cuando tengamos la pulsión de escuchar este tipo de sonido, ¿iremos a Girls o volveremos a la música de la época? Uno diría rápidamente que la copia nunca podrá sustituir al original pero no es una pregunta tan sencilla de responder en este caso: los temas de este disco están endemoniadamente bien compuestos y los matices que tiene este Father, Son, Holy Ghost son intensos ya que Girls no es un grupo de aquellas décadas doradas. Es un disco largo, no cómo aquellos más breves, con todo el bagaje que se le supone a un grupo de hoy –porque el disco a ratos puede parecer setentero y se puede rastrear country en él, no cabe duda–. Sí, el disco esextenso, tal vez demasiado y, según en qué situación, podría dar hasta para aburrirse.
Nuestra escucha de Father, Son, Holy Ghost dependerá pues, de lo que nos lo creamos, de si caemos inmediatamente en sus redes o de si somos más escépticos. Si nos dejamos arrastrar por la voz susurrante de Owens y la calidez de sus guitarras (así, no cabe duda, debió gestarse el disco), si nos resultan todavía válidas ciertas letras que nos convocan a lugares comunes, entonces este disco sería sobresaliente. Pero, quizá, seamos nosotros de los escépticos.
Puntuación: 7,5/10 |Escúchalo: Spotify
Carlos Bueno