Vanbot – Vanbot
Siempre ha resultado interesante como los suecos tienen tan asumido el concepto del pop que otros países líderes en la materia han ido perdiendo con el paso del tiempo. Sólo con pensar que Katy Perry o Ke$ha son el súmmun del pop americano actual dan ganas de clavarse un manojo de bolis bic en los tímpanos. El caso es que desde Acid House Kings a The Tough Alliance, contamos con un sin fin de ejemplos que explotan nuevas posibilidades y sonidos sin separarse de lo que un día Abba dio a conocer al mundo. El pop electrónico es la vertiente de más tirón en los últimos años, con la incombustible Robyn a la cabeza; y es de esa escuela donde proviene Vanbot, un dúo formado por Ester Ideskog (compositora y cantante) y Sebastian Forslund (productor).
La verdad es que si nos dicen que Ester es Robyn encubierta nos lo creeríamos, ya que el estilo musical es muy similar y Ester tiene un timbre de voz a veces gemelo. Así que no, el dúo no llama la atención por la originalidad, pero por suerte cuenta con otros baluartes que le hacen merecer un poquito de atención, o al menos más que la que ha recibido su álbum debut y homónimo (se publicó hace ya casi seis meses). Mejor tarde que nunca.
Comentando las canciones, que es lo que nos importa, ‘Ringing’ inaugura las once canciones con acierto pero sin riesgo, aunque acaba convirtiéndose en grower. El medio tiempo ‘Numb’ se queda algo desangelado, pero la aparición del enérgico pop de ‘By the side of this road’ sube el listón. ‘Bitter is the sweetest part’ recupera el sonido de nuestros añorados The Knife sin tanto nivel de turbiedad pero con resultados más que aparentes (no es el único corte donde se aprecia la influencia). Entre lo sinuoso y delicado acaba despuntando Maybe’, aunque a primera luz parezca que vaya a pasar desapercibido. El single ‘Make me, break me’ tiene pegada pero carece del encanto de los grandes hits electro-pop de su país. ‘Lost without you’ es el gran tema del álbum, con una infalible aura emo-pop muy en la línea de los mejores hits de Robyn. En la sutil balada ‘Bad day’ aparece Sebastian en un papel al estilo Pimpinela acompañados de una melodía muy apañada que recuerda a Roxette. ‘Safe by the numbers’ baja el telón con un giro estilístico inesperado entre estribillo y estrofa en uno de los temas más brillantes y completos, con aires a Crystal Castles.
La producción no sorprende pero destaca por su cuidado y buen gusto, la lírica tampoco es que impresione (al fin y al cabo el pop electrónico no sobresale por este aspecto), y el olfato melódico no está tan afinado como en las grandes composiciones de Robyn. Las comparaciones con la sueca con constantes y odiosas, pero necesarias (ellos se lo han buscado). El resultado final dista de la apoteosis pop que podía haber sido, pero nos queda un álbum que se deja escuchar y que puede augurar un futuro aún más prometedor. Aunque con el tibio recibimiento del mismo, a saber si volvemos a saber de ellos…
Puntuación: 6,75/10 | Escúchalo: Spotify