Crónica fiesta de clausura Días Nórdicos

El cierre musical del festival Días Nórdicos, se marcaba en el calendario como una de las citas más importantes, gratuita previamente solicitud vía web de la invitación. Pasada una hora de la apertura de puertas, sumada a la rumorología del retraso en el vuelo de Lo-Fi-Fnk, un aforo bastante conglomerado, con un alto número de nacionalidad sueca y danesa, acudió al evento clausura.

Dos versiones diferenciadas de la manera nórdica de entender el synth pop fueron puestas sobre la velada, dos decantaciones medidas de una misma moneda, cuya efectividad no fue directamente proporcionalidad a los ingredientes. VETO fueron los encargados de la apertura de la jornada. La formación danesa destilaba composiciones grandilocuentes donde la fundamentación de una base completa con  guitarras, bajo y batería encabezaban en el acierto de su directo. Entienden el pop hacia tintes más Fenech – Soler y The Presets, configurando sus alegatos épicos en la dirección de unos White Lies infinitamente más creativos e inspirado, de Atomic Atom o The Killers. La batería certera cohesionaba cada tema, catapultaba rítmicamente su electro pop con estructuras rock que era pedalizados con sintetizadores rompedores. Todo un ejercicio dinámico, con la destacable aportación vocal de Troels Abrahamsen, a medio camino entre Alex Clare y Tom Smith, fraguado en un halo de misterio post-gótico muy The Gathering. Repasaron temas de todos sus trabajos, sin olvidarse del hitazo ‘You Say Yes, I Say Yes’ o ‘This Is Not’. Quizás su lugar debía haber sido el cierre, bajo un público que realmente estaba más expectante en la formación sueca.

El dúo Lo-Fi-Fnk, acompañado de una batería en directo, era la sensación de la sala, emergiendo todo el público hacia las posiciones delanteras del escenario.  August Hellsing cantaba de forma monótona y extremadamente soporífera, bajo la sombra de su sonrisa de disfrute, una voz suave que no empastaba con la efectividad de efluvios ochenteros que eran disparados desde los teclados. Ambos bailaban en el escenario, Leonard Drougge hacía el ganso y el público enloquecía con los decibelios machacones. Y a pesar de estos esfuerzos, de transcender los silbidos vocales, el resultado era insalvable, un hilo vocal desganado. ‘Want U’, ‘Boom’ o ‘Marchin’In’ estimulaban al aforo, los sintes trataban de ser épicos, con una batería que rozaba la caja de ritmos, pero nada. Eran más las ganas de un público de bailar que el resultado que era expresado en el escenario. La otra cara del synth pop, la más facilona.

Puntuación VETO: 8.5/10 | Puntuación Lo-Fi-Fnk: 3/10

Tito Manu

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