Florence + The Machine – Ceremonials
Uno de los discos más esperados tanto por público indie como comercial (y por comercial no me refiero a los fans de Taio Cruz) llega esta semana para constatar si Florence + The Machine se trataba de una artista con menos futuro que Pixie Lott o si se asentaría entre las ladies inglesas más respetadas con su gran inspiración Kate Bush entre ellas. Había demasiados indicios positivos para encasillarla como flor de un día, pero en el mundo del pop nadie debe poner nunca la mano en el fuego por nada ni nadie. A pesar de la calidad de este Ceremonials, el respaldo indie será la que la mantenga a flote a nivel de ventas ya que dudamos que vuelva a colocar algún ‘Dogs days are over’ en el Billboard o que los chicos de Glee interpreten un tema de este álbum.
Todo esto de la comercialidad viene a cuento por el exceso épico que inunda cada rincón del disco y del que Lungs sólo hacia gala en ciertos cortes. No tenemos muy claro si con ello ha buscado una mayor repercusión comercial o simplemente se trata de multiplicar el efecto de su ya de por si barroquismo pop marca de la casa. El caso es que si ansiaba escalar en las listas de singles se ha quedado con las ganas… aunque ha sido invitada a participar en el nuevo Divas Live (lo que no sabemos si es bueno). Si por el contrario se trata simplemente de una faceta más de una personalidad poliédrica, bienvenido sea (aunque a veces apabulle). Sí, la intención cuenta (¿qué sería el arte sin ella?), y como somos bienpensados, nos quedamos con esta última teoría.
La producción, a cargo del gran Paul Epworth, sigue siendo uno de los baluartes de Welch, con arreglos exquisitos y la utilización de gran variedad de instrumentos reales que potencian el resultado final. Vocalmente sigue siendo impecable, aunque la interpretación vaya pareja a la mentada grandilocuencia y queramos escuchar la serenidad de Seven Swans de Sufjan al acabar el disco. Los que se consideren de personalidad sobria que se mantengan alejados de Ceremonials.
Sin embargo no hay que engañarse: Florence ha parido (parir por lo visceral del tono) un trabajo coherente y repleto de grandes canciones, que es lo que importa y esperamos de ella. Los dos primeros singles, ‘What the water gave me’ y ‘Shake it out’, siguen la línea in crescendo de la mayoría de cortes, con bien de coros en la primera y de contundentes percusiones en la segunda. ‘Seven devils’ podría haber acompañado este último Halloween por su atmósfera inquietante, gracias al turbador piano y una interpretación distante de otra dimensión. La épica pop bien entendida de ‘Only if for a night’ se diluye en parte en otros temas como ‘All this and heaven too’, aunque tampoco estorben (relleno potable lo podríamos llamar). ‘Breaking down’ es uno de los pocos momentos donde el desbordamiento no se adueña de la situación, lo cual se agradece (¿el ‘oh-oh’ recuerda al de ‘Yes sir, I can boggie’ de las Baccara?); mientras que la descarnada ‘Never let me go’ huele a nuevo single y sucesora freak de ‘Someone like you’ de Adele.
Ceremonials aprueba de largo, sigue la estela de Lungs, pero también se desmarca hacia nuevas metas que generarán odio y amor a partes iguales. Florence es una estrella que va más allá de las aburridas etiquetas de indie o comercial, porque aunque el disco respire grandilcuencia, tampoco hablamos de comercialidad en la línea de Ke$ha. En realidad, a pesar de lo anteriormente comentado, se aprovecha de lo que le ofrece el mercado, pero siempre después de lo que ella finalmente decide crear. Nosotros nos creemos su personaje (aunque a veces nos asalten las dudas), pero no dudamos que más de uno y de dos la consideren una payasa con buena voz y exceso de aura rococó.
Puntuación: 7.5/10 | Escúchalo: Spotify
jarto