Despropósitos 2011 (V): el escaso respeto hacia Amy
Hablamos, como más de uno habrá adivinado, de buena parte de la parafernalia que se se generó y sigue generando alrededor de tan triste acontecimiento como la muerte de Amy Winehouse. En primera instancia, en los días después del fallecimiento, parte de la prensa comenzó a desvariar con los motivos de la misma, poniendo en duda hasta su valía como ser humano; por otra parte nada sorprendente después de años de retorcer la vida de la aritsta, pero no por ello menos patético.
Amy era una persona débil, que el agujero negro que es la fama absorbió hasta exprimir cualquier atisbo de voluntad y finalmente de vida. Se trata de un ámbito muy extremo y no todo el mundo está preparado para ello, y menos aquellos que lo único que desean es crear y expresar. No importa, la prensa y compradores querían su chicha semanal, y con su muerte tenían para varios meses. Y que decir de el grupo de payasos que se colaron en su funeral. Una cosa es estar en tu casa y hacer una broma y otra colarse y jactarse de un acto que nunca deja de ser personal para familia y amigos y sobre todo doloroso, por mucho que se trate de un personaje famoso. Todo un despropósito de tintes hijoputescos que por supuesto no terminó.
Lo último ha sido la inminente publicación de un disco que recoge nuevas versiones de canciones conocidas y un par nuevas. De acuerdo, muere una artista exitosa y quieres ganar hasta la última libra (que triste que lo tengamos tan asumido), pero al menos hazlo con un poco de dignidad. Amy había grabado un disco que su sello le exigió que cambiase porque no resultaba demasiado comercial y destacaba por la tristeza (como si Back to Black fuese una fiesta). ¿Por qué no respetar su deseo? Para qué, mejor lanzar un ‘nuevo’ álbum que como mucho se podrá tomar como curiosidad. Cabe la posibilidad de que aquel material salga a la luz, pero todos sabemos que el mejor homenaje posible habría sido lanzarlo de primeras.
La verdad, no sé porque nos indignamos, porque es de manual. Todos queremos mucho al artista de turno cuando muere, pero a ver quién se acordaba de él cuando estaba en horas bajas. Y por supuesto, hay que sacar tajada vendiendo hasta su ropa interior. Venden un respeto que en realidad no aparece por ningún lado, por mucho que lo revistan de melancolía y recuerdo. Que se lo digan a Michael.
jarto