Reivindicando… la supervivencia de Kelly Rowland
Beyoncé es la puta ama, eso ya nadie lo duda. Da igual que este 2011 haya publicado un álbum con tropecientos singles (¿cuatro en un mes?) y se haya comido los mocos. Su estatus se mantiene, en principio, inalterable. En el otro extremo está Kelly Rowland, que lleva casi una década dando palos de ciego con bastantes fracasos y algunos aciertos gracias sobre todo a afortunadas colaboraciones. Nunca contó con el carisma de su ex-compañera (que se regodea de ella invitándola en sus vídeos), pero era el encanto de vecina de al lado lo que le hacía despuntar (sin excesos). Porque, todo hay que decirlo, no está ni la mitad de buena que Beyoncé (y si fuese así ya se encargaría ésta de tirarle ácido sulfúrico por cuerpo y cara). La voz tampoco es comparable, pero al menos no tiene la de cazallera de Michelle Williams (que en paz descanse). Y no, no destila ese flow para el baile. Por no tener, ni tiene actitud de negra chunga. ¿Qué le queda? Juntarse con el primero que le ofrezca algo (malpensados…).
Dilemma con Nelly fue un anticipo de lo que creímos que la Rowland podía dar de si. Pensamos que se trataba de un magnífico teaser del inminente primer disco en solitario de la artista… craso error. Un pluff en toda regla, aunque de primeras obtuviese cierto éxito comercial. El segundo álbum tampoco es que nos shockease, y menos a nivel popular, aunque en Reino Unido se salvó de la quema por Work it… gracias a una remezcla bastante más acertada que la original.
Kelly perdió la dignidad hace tiempo y le importó un pimiento dar una patada a sus raíces r’n’b para pasarse al dance más machacón con David Guetta. When love takes over, a pesar de sonar a 2003 y fusilar el riff de piano de Clocks, se convirtió en un auténtico placer culpable, aunque también simbolizó el principio del final (la irrupción del francés en el panorama pop). Sin embargo en Estados Unidos no cuajó en demasía porque el dance aún estaba asomando la cabeza (básicamente la usaron como conejillo de indias), por lo que tampoco había que desprenderse del público más clásico. Por ello este año lanza Here I Am, un trabajo donde mezcla el género que la vio nacer y por el que se vendió. Tampoco es que haya reventado las listas, pero Motivation ha tenido más éxito que cualquier single de 4 de Beyoncé, tiene una remezcla muy chula de Diplo (un productor de calité, ¡qué agradable sorpresa!) y además Pitchfork la ha incluido entre las 100 mejores canciones de 2011.
Ya no sabemos qué pensar. Bueno, o sí, que seguimos disfrutando de su falta de escrúpulos (tiene la poca vergüenza de publicar un recopilatorio de dos discos que suman tres singles y medio entre ambos), que siempre estará a la sombra de ya sabemos quien y que a pesar de todo sigue sobreviviendo. A veces de pura chiripa, pero sí. Y es que en realidad todos llevamos a una pequeña Kelly en nuestro interior.
jarto