Teeth – Whatever
Cuando uno cree que un género electrónico bizarro había sido enterrado para estrambóticos melómanos, siempre aparece en la remesa una nueva formación a tener en cuenta, un nuevo talento que dignifica algo manido y le proporciona de una dimensión refrescante. El post-electro clash ha regresado y sus referentes actualizados, con su infinito amor por esos sintetizadores vitaminados de herencia y fundamento 8 bits, ha pasado de hortera a convertirse en tendencia en tan rápido como Crystal Castles demostraron que la rave indie los necesita como agua de mayo.
Teeth (o Teeth!!!) son una formación londinense que Moshi Moshi Records puso su pequeño ojo en ellos. Un trío cuyo primer EP no hacía más que deformar sus canciones en beats escacharrados, con videos de serie b chuscos y de una calidad lamentable. Su electro punk espontáneo y sin pretensiones se ha visto revertido en un LP debut que es, sin lugar a dudas, uno de los trabajos más frescos y endiabladamente adictivos del año, y que injustamente no ha salido nominado en ningún top del año.
Whatever no podría ser mejor título para un álbum que destila experimentación, a la par que intensas sesiones de improvisación. Cada composición es una llamarada que explosiona en tu cara y se ríe de ti, de tu rutina cuadriculada y sedienta de normas. Cada tema es fruto de la compenetración de 3 personas que entienden la creación como una experiencia sin ataduras, donde el único límite lo pone la mesa de mezclas. Ese halo de efluvio maquetero no intencionado, sino fruto de la despreocupación, cuya cantante grita entre endemoniada o como una combinación de estupefacientes en medio de una fiesta universitaria bajo fluorescentes brillantes, todo ello logra que cada bocanada, cada puñetazo de beats que te son enchufados suenen deliciosamente adictivos, jocosamente efectivos, y que demuestren que su disco es sólo una carta de presentación de un directo de puro espectáculo.
Teeth no dejan ningún segundo de descanso. Su fuerza se palpa en constante sinergía con temas cuya estructura es tan pizpireta como la propia caja de ritmos embutida en el conjunto. El trabajo juega siempre con un doble dualidad. Por un lado, tenemos su vena radiactiva y rompepistas, más en la ola de Kap Bambino o She Love Her Coz She’s Dead. ‘Confusion’, ‘Dead Boys’ y ‘Pill Program’ son auténticos pildorazos inmediatos, singles sin contestación, que fluyen por su propia entereza en forma de huracán. No obstante, es su lado explotario, sus trazas en pro de un glich pop dance más experimental, que permiten vislumbrar a la formación con mucho más proyección que otros compatriotas y lo que es más importante, dinamitan su carencia de patrones convencionales. Crecen sin previo aviso. Así, ‘U R 1’ o ‘Care Bear’ conglomeran capas de noise que coquetean con el synth dark de Peepholes, ‘See Spaces’ es su forma particular de trasmutar el chillwave a un pantano de oscuridad, de unos Beat Connection y Austra fusionados, o ‘Flower’ y ‘Street Jams’, que dibujan sus próximas líneas de investigación.
Whatever no es música fácilmente escuchable. Es una oda al noise desde el punto de vista del sintentizador como alma máter. Un tornado de beats enloquecedores e improvisados, pero endiabladamente bien ejecutados y noqueantes. Debería ser delito hacer un trabajo tan bueno sin tener la necesidad de racionalizar porque ha sido realizado.
Puntuación: 9.1/10 | Escúchalo: Spotify
Tito Manu