Las nuevas bandas sonoras: entre dos aguas

De un tiempo a esta parte las bandas sonoras incluyen gran variedad de artistas con el supuesto objetivo de  ilustrar las escenas más primordiales de los films que acompañan. Los ochenta solían basarse en la reunión de cantantes y grupos cortados por un mismo patrón, pero llegaron los noventa y la música alternativa saltaba a la palestra. Hollywood no quería perder un target en crecimiento y era capaz de mezclar a Pj Harvey y Offspring en el mismo álbum (Batman Forever), tendencia que siguió hasta bien entrados los 2000 pero que empezó a palidecer por la desvirtuación del término alternativo (¿Nickelback?). El indie se hacia con una pequeña parte del mercado y bandas como Strokes o Franz Ferdinand partían la pana. Poco a poco el sector indie se ha ido asentando hasta alcanzar incluso el top 1 en diferentes países, especialmente en el de la hamburguesa, que al final es lo que más le importa al Hollywood más ombliguista.

La Saga Crepúsculo ha sido el ejemplo más sonado. Se trataba de una película 100% comercial acompañada de una música de corte indie, especialmente en la segunda y tercera entrega, ya que en esta cuarta se han percatado de que el público fan no cuenta con un gusto tan indie como, no sé en que momento, llegaron a pensar. Así que una pildorita para unos, una pildorita para otros, y todos contentos. El último ejemplo de esta estrategia ha recaído en la primera adaptación cinematográfica de otra exitosa saga literaria, Los Juegos del Hambre. Como tema principal han escogido a Taylor Swift (bastante majo para lo que es ella), pero esta semana han anunciado que Arcade Fire y The Decemberists también colaboran con cortes exclusivos.

¿Indie? Bueno, sin recaer en el concepto musical (que se tornaría en un debate infinito), si nos basamos en éxito comercial, tampoco es que se hayan arriesgado mucho después del éxito y el Grammy a mejor disco del año de los canadienses y el inesperado número uno de los de Portland. Quieren abarcar el mayor número de mercados posibles pero con cero riesgos. En las propias películas ya sucede (superestrellas en cine ‘indie’), por lo que siempre habrá algún hilo que conecte con el símbolo del dólar.

Tampoco he descubierto la penicilina, y habrá quien se lo pueda tomar como eclecticismo musical. Si fuese así genial, pero no somos tontos, y las intenciones también cuentan, sobre todo si hablan de intelectualidad cuando quieren decir pasta.

 

jarto

Compártelo:

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.