¿Hay que odiar a Lana del Rey?
El fenómeno Lana del Rey es imparable. La maquinaría de la neoyorquina traspasa las barreras del indie y ya hemos podido leer sobre ella en la página de Los 40 o verla en el telediario de Antena 3. Los polos se radicalizan: están los que ya le han jurado amor eterno y los que le han declarado la guerra. Entre estos últimos, algunas voces del sector indie, como Girls hace un par de meses o LCD Soundsystem la semana pasada, quejándose de la cancha que los medios están otorgando a una chica que ni siquiera ha publicado aún su primer álbum (como Lana, claro). Envidia dicen algunos, verdad pura y dura otros. Lana ha cruzado la línea de lo supuestamente indie y lo supuestamente comercial y aunque se propaguen ambas posiciones, son las negativas las que más se hacen escuchar. Y siempre surge la misma pregunta: ¿que haya cruzado tal línea o que nos bombardeen constantemente con ella es motivo suficiente para desprestigiar su trabajo? El mismo discurso de siempre, sí señor. Sea lo que sea, lo de esta chica trae cola y salvo que se la pegue bien pegada con Born to Die, parece que vamos a tener Lana para rato. Y nosotros lo agradecemos, más que por ella misma (que también), por el fenómeno creado y las reacciones al mismo.
Os presentamos unos cuanto motivos para reafirmar vuestro odio u amor o para mantener una actitud más comedida y lógica. Tú eliges.
Pros de Lana
Es una chica guapa y tiene un aura de misterio que atrae tanto a heteros como a gays (las chicas no parecen ser el target).
Sus referencias a la América más glamourosa a la par que decadente no pasan desapercibidas, además de la ambientación cinematográfica que sabe implantar tanto en su música como en la estética visual.
Los temas que conocemos, sin haber descendido del reino de los cielos, apuntan muy buenas maneras, con una amplia variedad de registros tanto vocales como estilísticos.
Video games se ha convertido en poco tiempo en un clásico contemporáneo que ha traspasado todas las fronteras. Y es un temazo.
Las envidias y odios que genera dan para varias tesis sobre el comportamiento del mundo indie.
Contras de Lana
Ser hija de un multimillonario de alguna forma ha podido haberla ayudado a catapultarla al estrellato. No es complicado parodiar mentalmente una ‘hipotética’ situación en la que Lana se dirige a su padre en plan ‘Papá, jo, quiero triunfar y mi primer disco no lo compró ni la abuela’.
Tampoco es descabellado pensar que, quitando padres multimillonarios, su éxito esté tan medido al milímetro como cualquier diva pop del montón, por lo que sus aires de autenticidad se tornarían en su contra.
Y siguiendo con la autenticidad, está más que en entredicha simplemente por el hecho de conocer su pasado como Lizzie Grant y el giro más de imagen que musical que más de uno tacha de extremadamente forzado. Por otra parte demuestra y ridiculiza lo que nos gusta una buena imagen a veces incluso por encima de la música.
Sin morcillas no sería nadie. Además son horribles y su belleza se ve desvirtuada, pero también aportan el mentado encanto decadente del Estados Unidos más frívolo.
No ha descubierto la penicilina. Su propuesta no es tan rompedora como para justificar tal locura mediática y popular.
jarto