Nat Baldwin en Fotomatón, Madrid
Hay veces que acudir a un concierto te hace sentirte único, por haber tenido el placer de haber podido asistir. Un placer remanente, de regusto en la memoria, de sorpresa. Esa oportunidad de ver una propuesta ante un pequeño aforo, como aquel LP escondido tras nubes de polvo, arrezagado en un recóndito estante de tu guardilla que jamás pensaste recuperar. Esa sensación de satisfacción, de felicidad por haber descubierto un talento en bruto fue la que sentimos las escasas personas que acudieron a esta cita, que apenas fue anunciada. Y mucho mejor para nosotros, por ver en una atmósfera cálida e intima el proyecto de Nat Baldwin.
Tan sólo un contrabajo. Nada más, dejando olvidados sus coqueteos free-jazz contenidos en People Changes. Un contrabajo poderoso, expansivo, vibrante, que era deformado a su antojo exprimiendo todo su potencial, con vida propia en What is there. Risueño, entrañable, bromeando desde un principio, bajo un halo de intimidad, Nat regurgitaba gorgoritos graves en su forma personal de cantar, susurros de pop delicado a medio camino entre la intensidad de Antony Hegarty y Patrick Wolf. Agradecido de poder tocar en Madrid, fueron varios los momentos de emotividad ante un discurso de belleza en forma de sencillez y efectividad, presentando inclusive dos temas nuevos, que hondaban en su post-rock minimalista. Su delicioso single Weights fue intercalado en la mitad de su discurso, dando fe de que Nat controlaba a la perfección su tono vocal, con sus finísimos agudos con recuerdos a Jónsi.
Estaba complementamente seguro, confiado. Dominaba a la perfección cada tentáculo compositivo, de sensibilidad enloquecedora. Su cover de Arthur Russel, A little lost fue la penúltima canción, para finalizar con el bis Real fakes. Humilde y honesto, pletórico y exquisito, el proyecto en solitario de este Dirty Projectors nada tiene que envidiar a su banda completa, una paleta de detalles fibrosos que deja los pelos de punta. Nadie quería decirlo en alto, temíamos que todo fuese una ilusión, un concierto cegador y onírico. Tanto placer, estremece.
Tito Manu
Fotógrafo: Yeray Dorta