Fiona Apple: el triunfo de la actitud
Fiona Apple nació, artísticamente hablando, en un contexto donde una buena parte de la escena musical femenina abandonaba la ropa ceñida y el brillo de labios para tomar la guitarra y soltarse el pelo. Los ochenta habían muerto y no sólo figuras masculinas como Cobain o Vedder iban a protagonizar la corriente rockera (con sus derivaciones groungeras, indies o whatever). Ellas querían su espacio, y de ahí apareció una nueva generación de féminas que se mostraban desafiantes con el papel de mujer florero. Eran los noventa y el girl power estaba en auge. Cultura femenina (e incluso feminista) con Thelma & Louise a la cabeza habían esculpido una nueva mentalidad que en algunos casos rozaba el ridículo (Alanis en sus peores momentos) o genialidad, como la propia Fiona. Es verdad que la chica tuvo sus momentos de rebeldía de manual, pero en general gozaba de lo que muchas ansiaban: la autenticidad no forzada. Luego apareció Britney y para muchos destruyó el concepto que todas estas intérpretes se habían labrado, desde las mentadas a Cat Power o Sheryl Crow (las Spice Girls no cuentan: representaban la parodia de esta filosofía).
Fiona era insultantemente joven (ahora sólo tiene 34 y parece que lleva toda una vida entre nosotros), y su música reflejaba lo mejor de esta corriente femenina: autosuficiencia pero como seres humanos, también necesitados de afecto. Pero si te tenía que mandar a la mierda te mandaba, aunque luego te soltase un beso… para mandarte a la mierda de nuevo. En realidad no quería anteponer la figura de la mujer a la del hombre, sino que los posicionaba de igual a igual, dolor contra dolor, júbilo con júbilo. La mezcla de fragilidad y fuerza ponían la guinda a un personaje llamativo del que hasta la MTV se hizo eco en su momento. Socialmente no era un modelo a seguir, pero sí una persona con la que conectabas, porque había en ella algo real y tangible, gracias sobre todo a una obra musical sensible pero a su vez vigorosa.
Y a pesar de que en 16 años sólo ha publicado cuatro discos (el cuatro al caer: 19 de junio), hay un público más numeroso del que se podría pensar que no desiste, y si pasan siete años, pues pasan. Evidentemente la contrastada calidad de sus trabajos juegan a su favor, pero no lo es todo en el panorama musical. No todo el mundo se lo puede permitir (Sade sería otro exponente, mucho más exitoso eso sí), pero es que Fiona da algo más que magníficos ejercicios discográficos: da actitud auténtica y honesta, que se refleja en su discografía y en cualquier proyecto en el que se embarque (su inolvidable Brigde over trouble water con Johnny Cash, por ejemplo). Lo ha vuelto a demostrar en el primer adelanto de The Idler Wheel Is Wiser than the Driver of the Screw, and Whipping Cords Will Serve You More than Ropes Will Ever Do, el más escuetamente titulado Every single night, que bajo un esquema más sencillo vuelve a sacar a relucir la Fiona de siempre, una Fiona que además traspasa las cada vez más cansinas barreras entre entre el indie y el mainstream para anidar en una tierra de nadie que, aunque la expresión se suele emplear de manera negativa, nosotros celebramos. Y no somos los únicos.
jarto