Beach House – Bloom
Sus dos primeros álbumes pasaron un tanto desapercibidos (y no por falta de calidad), pero Teen Dream cayó del reino de los cielos y todo cambió. Beach House entró en el club del indie masivo, aquellos que no suenan en la radio pero coronan los primeros puestos de las listas. Es muy probable que Bloom sea top 3 en varios países, ya que hasta la presentación de Myth fue trending topic. Una fama que, según su reciente entrevista para Jenesaispop, les incomoda hasta cierto punto, ya que temen dejarse llevar por ella desvirtuando en consecuencia su trabajo. Este vox populi es ya una realidad, y posiblemente vaya en aumento próximamente. Sin embargo, su nuevo y flamante Bloom no se ha visto afectado por la nueva condición del grupo, por lo que gracias a Dios, no se trataba de simple palabrería: siguen siendo los Victoria y Alex que conocíamos.
Resulta evidente que no han querido desligarse de Teen Dream, ya que Bloom representa el paradigma del disco continuista. Sin embargo se han decantado por un sonido algo más conciso dentro del marcado ramalazo onírico inherente en su forma. Tampoco es que hayan introducido guitarrazos punk, por lo que los fans de su predecesor pueden estar tranquilos. Aunque quizás haya otros que sí se muestren algo decepcionados con la reiteración de la fórmula Teen Dream. Si lo que quieren es reinvención que escuchen a Madonna, porque los de Baltimore van a seguir haciendo lo que mejor se les da, pop nebuloso y flotante, delicatesen tanto para indies de pro como para los que escuchen Pereza (constatado: una amiga se quedó maravillada). Y es que hay obras que destilan belleza desde la primera toma de contacto, que no entienden de un ‘no está mal’, son lo que son, no hay opción que valga. Bloom lo cumple de sobremanera, desde un primer single como Myth, un himno de épica contenida y una sensibilidad casi extraterrestre. Asumiendo la etiqueta pop con orgullo, no se sienten cohibidos en liberarse de estructuras convencionales y ofrecernos temas que no cuentan con estribillo definido ni falta que les hace. Y es que muchas de las mejores canciones pop de la historia son estribillos en su totalidad, desde Holiday a Losing my religión.
Myth podría engrosar esta ficticia lista, y por eso se ha alzado como primer single, lo que no significa que el resto de temas no estén a la altura, ya que conforman un conjunto estable que a pesar de cierta homogeneidad inicial se va destapando en cada nueva escucha a modo de distintos paisajes sonoros. Que haya perdido cierto carácter inmediato no le resta un ápice de atractivo, todo lo contrario: es como ir desentrañando poco a poco un misterio que en realidad nunca llega a resolverse del todo, manteniendo esa pizca de magia que nos hace regresar a él una y otra vez. La evocadora lírica (abierta a diferentes significados y simbolismos) y la expansiva instrumentación a base de guitarras y teclados entre otros, parece que nacieron única y exclusivamente para convivir con una voz como la de Victoria; virtuosismo en estado puro originario del algún recóndito lugar de la naturaleza más sosegada pero aun así salvaje.
Para más de uno puede sonar escabroso, pero sería el acompañamiento perfecto para una muerte apacible en la cama, junto a nuestros seres queridos, en total y absoluta tranquilidad, rememorando diferentes etapas de una vida que lejos de ser perfecta, sí que merece ser reivindicada. Y eso no quiere decir que nos encontremos con el mejor disco de la historia, pero si Bloom puede provocar este tipo de sensaciones y pensamientos, traspasando las barreras del mero entretenimiento cultural, quiere decir que estamos ante música para la vida. Pocos pueden presumir de ello, y por eso he empezado hablando de listas y demás temas mundanos y para acabar como he acabado.
Puntuación: 8,5 | Escúchalo: NPR
jarto