¿El novio perfecto existe?

Después de algunas semanas de desconexión vuelvo con más ganas aún para hablarles sobre un tema que nos preocupa a todos, el mundo del noviazgo y la pareja. Justamente fue un vídeo que compartió un contacto de Facebook que me inspiró a escribir este pequeño artículo. Así que antes de continuar la lectura, miren éste video y después claro, prosigan con la lectura.

Nos pasamos la vida buscando a aquella persona que encaje a la perfección con lo que nosotros, cada uno individualmente, entendemos como media naranja. No me malinterpreten, eso no significa encontrar nuestro novio.
Personalmente entiendo el término “media naranja” como aquella persona a la que estando con ella nos sentimos bien, nos entiende y comprende, nos ayuda en momentos difíciles, en cierta manera nos admira -porque detrás de todo tipo de enamoramiento hay un cierto grado de admiración-, etc. En definitiva, nuestra media naranja podría resumirse como aquella persona que nos atrae y que nos llama la atención entre la multitud.

Cuando encontramos nuestra media naranja, no nos preguntamos a nosotros mismos si queremos ser la pareja de la otra persona, porque ya lo damos por hecho, así de manera automática la media naranja se convierte en nuestra pareja ideal. Digo ideal porque al principio todo es así, todo es perfecto, o al menos debería serlo. Tenemos idealizada a la otra persona, porque nos ha vendido todos sus encantos y maravillas, porque como producto quiere destacar entre otras marcas en un mercado infinito. Entonces a raíz de este pensamiento positivo que tenemos sobre esa persona, también valoramos que ya es perfecta para nosotros.

Pues bien, ahora viene cuando nos planteamos proponerle a la otra persona si quiere ser nuestra pareja. Tenemos dos vías, decírselo o no. Vamos a imaginar que somos personas con mucha seguridad en nosotros mismos, con valentía y finalmente decidimos preguntárselo. La otra persona, la que era nuestra media naranja, accede y así pasamos a ser de media naranja a pareja o novios. En este momento tenemos la pareja ideal. Quizás no es del todo ideal para nosotros, no al 100%, pero si que cubre lo que nosotros llamamos puntos básicos de relación.

Me gustaría que se fijasen que yo en ningún momento hablo de sentimientos, sino de idealizaciones y de perfección. Suele ser al año, quizás antes, cuando comenzamos a visualizar nosotros mismos las imperfecciones de nuestro novio. Son aquellas cosas que antes nos hacían mucha gracia y ahora ya no soportamos. Es aquí cuando las imperfecciones van creciendo y nos damos cuenta de que quizás aquella persona no es tan perfecta como pensábamos, y así pues aquella persona ya no es perfecta y nuestra idealización sobre ella también escasea.

Es aquí, ya digo que normalmente suele ser al primer año o a veces al segundo, cuando encontramos las imperfecciones de nuestra pareja, cómo es realmente sin ya venderse como producto porque hace tiempo que lo hemos comprado, y es cuando viene la crisis. Y normalmente la aceptación por parte de las dos personas de las imperfecciones suele ser poco exitosa y es cuando viene la ruptura.

El vídeo refleja éste preciso momento. Cuando la chica rompe con su pareja y se da cuenta de que aquella persona que era su media naranja ideal y perfecta ya no lo es, y que realmente es otra persona a la que han vendido un producto que no era así al principio. Y es aquí cuando decide comprarse un “robot” que tenga dos almas: una de gay (sensible, cariñoso, un mejor amigo) y otra de un hombre heterosexual (varonil, que la satisfaga sexualmente, detallista, y que sepa comprender muy bien sus sentimientos). Con este robot la chica busca la perfección.

Y es que es verdad que llega un punto que nuestra pareja es ideal y perfecta, esa primera fase de enchochamiento. Lo que quizás mucho de nosotros erramos es en el no preguntarnos, porque ya lo hacemos de manera automática, si aquella, nuestra media naranja, lo es de verdad o no sería conveniente tenerla como pareja. Y es que muchas veces perdemos buenos amigos, para convertirles en pareja, y así con el tiempo llegar a destruir la relación. No quiero ser catastrofista, pero piensen cuantos buenos amigos han perdido simplemente por no preguntarse antes si de verdad nuestra media naranja seria una buena pareja.

Y dejo de lado los sentimientos porque sino todo sería mucho más complicado. Porque al principio pensamos que si “lo queremos ya es lo importante”, y después es cuando te das  cuenta y dices “no solo por quererlo basta”.

Y es que el mundo de la pareja es muy complicado, un mundo diferente, dónde el amor, la perfección y la idealización se dan batalla para no estar solos y así vivir acompañados este difícil trayecto llamado vida.

Jordi Cirach

 

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