Reivindicando a… Mika


El pobre Mika arrasó gracias a su debut pero se comió los mocos con la secuela. Y es que aunque conceptualmente era diferente, la forma no distaba del modelo original. Ahora lo intenta con un tercer álbum del que no sabemos demasiado que nos vamos a encontrar después de su incursión en el francés y ahora con Make you happy, una balada estilo William Orbit, que trabaja en el disco (aunque justo este tema lo produzca Nick Littlemore), junto a Benny Benassi, Martin Solveig (eso sí que es sacar partido de tu experiencia con Madonna), Paul Steel, frYars, Ellie Goulding, Pharrell Williams o  Klas Åhlund. Mucho nombre que esperemos que acabe en final feliz ya que, a pesar de las críticas de cierto sector, normalmente heterosexual, Mika tiene suficientes alicientes para gustar, así, en general. Salvo a los sobrios, claro.

1. Su pop es divertido y desenfadado.

Cuenta con una capacidad melódica brutal, lo que es innegable, evitando recursos fáciles o manidos. Se trata posiblemente de su mayor logro: pegadizo sin caer en vulgaridades u obviedades. En algún momento de los últimos años hemos tarareado alguno de sus hits.

2. No resulta tan intrascendente como pueda parecer.

Lo que es un alivio en un mundo donde hablar de polvos en los baños de la discoteca es el must. Tampoco es que diseccione las causas de la decadencia moral occidental posmoderna, pero los temas tratan de situaciones cotidianas que pueden marcar un antes y un después en la vida de cualquier individuo.

3. Cuenta con un imaginario conceptual y visual atractivo y con significado.

A la espera de con qué nos sorprenderá en su tercer álbum, el primero contaba con el concepto de la infancia como epicentro de todos los temas, mientras que en el segundo focalizaba más hacia la adolescencia. Todo ello acompañado de una cuidada dirección de arte en vídeos y demás.

4. Sabe cuando ponerse sensible.

Aunque no se prodiguen demasiado las baladas en su escueta discografía, los ejemplos existentes ponen de manifiesto su capacidad para ponernos los pelos de punta. Happy ending es por supuesto su balada por antonomasia, y su canción más querida (sigue siendo la más escuchada de Spotify). ¿La balada pop de la década pasada? Posiblemente.

5. Es simpático y muy mono.

Vale, no es el típico guapo guapísimo; pero es que esos ya aburren. Sin embargo ese pelo alocado sin despeinar, la sonrisa inocente y el exotismo en sus rasgos conquistan. Si además le sumas su brillante encanto (sólo hay que ver alguna entrevista o similar), tienes el novio perfecto que encanta a las madres pero también a chicos y chicas por igual.

Por estas razones hay que tomarse a Mika más en serio de lo que muchos hacen. A pesar de no aportar demasiado al mundo de la música (pocos pueden permitírselo), su obra es honesta, algo de lo que pocos artistas comerciales pueden presumir. ¿Qué no es apto para los paladares menos estridentes? Eso está claro, lo que no le quita su valía como músico.

jarto

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