Mount Eerie – Clear Moon

Ocurre con los discos de Phil Elvrum, aka Phil Elverum, aka The Microphones, aka Mount Eerie (como si quisiera dejarse engullir por un millar de nombres, cambiando de identidad para huir siempre hacia sí mismo) lo mismo que ocurre con las novelas de Bernhard o Beckett, esto es, que uno cree estar siempre frente a una variante del mismo disco/libro; frente a un creador cuya obra está marcada de una vez por todas por un estilo particular y distintivo. Pero también ocurre con los discos de Elvrum, así como con las novelas de los dos distinguidos prosistas ya mencionados, que, aunque el estilo ha definido la obra que va a ser ejecutada, esta siempre parece atraernos de nuevo por la voz fresca y auténtica que parecen poseer. Es lo que va de natural con ellos; que tenemos la certeza de que sus piezas, ya sean musicales o escritas, son de un modo y no podrían ser de otro. Y ese modo de hacer es siempre –aquí la grandeza– relevante. La trayectoria de Elvrum empieza ya a ser de cierta envergadura, tanto por lo extenso como por lo intenso: puede que sea ya uno de los grandes dentro del incierto panorama de la actual música independiente. Clear Moon es, no cabe duda de ello, un disco perfectamente reconocible dentro de ese estilo al que nos ha acostumbrado –o con el que sigue sorprendiéndonos– el señor Elvrum.

Como ocurre con sus discos, Clear Moon parece atado al lugar en el que se ha compuesto –un espacio que descubrió el artista, una vieja iglesia católica– y en el que las composiciones parecen circunscritas a ese espacio. Si la música –el estilo– está de suyo marcado por la persona –Mount Eerie–, esta nueva entrega está definida y articulada, como con las anteriores, por su espacio. Y en ese marco parece que se autentifica y se define, un concepto que de largo podría definir a Elvrum como un músico perteneciente al lo-fi, adhesión subrayada por la cantidad de impurezas que se oyen en sus discos: desde el paso de una moto o un cierto “fallo” –póngasele a esa palabra tantas comillas como se desee, a falta de una mejor– al tocar un instrumento, así como ciertas reverbs que nos recuerdan que Elvrum está dentro de una iglesia tocando música –el largo corte que lleva el mismo nombre del disco, Clear Moon, parece incidir en ello–.

Pero también recoge de la experiencia de Wind’s Poemvéase un corte como Over Dark Water–, tal vez no tan de nuestro gusto como este Clear Moon –tal vez algo más lejano al sonido habitual de Elvrum–, donde hay una saturación formidable para dar fondo a ciertos sonidos. Así, Elvrum parece querer mandar señales y conexiones –a modo de mementos–, tanto por título como por sonido, a aquel tema antológico de The Glow Pt.2, The Moon, con el que parece haber cierto parentesco lejano en el sonido general (por lo demás indefinible si no es con el mismo Elvrum como piedra de toque) del disco. Como regalo para los más elvrumnianos, tendremos que mencionar que temas como Lone Bell o House Shape no tienen parangón en su discografía que aportan algo más a su colección ya larga, larguísima, de canciones.

Como comentario más general, cabría señalar que en este disco parece haber dejado más de lado la guitarra que aunque suena mucho, suena eléctrica y lejana –no se deje engañar el oyente desprevenido por el primer corte del disco, el estupendo Through the Trees pt. 2– y haya cogido con más ganas el teclado, el sintetizador, para dar ese sonido a iglesia profunda que da, por lo demás, un sonido ambient al disco con el que parece jugar Elvrum con soltura y comodidad además de con implacable lógica: con la misma naturalidad con la que nuestro músico abre la boca para cantar. Nos dejamos sumir por lo que nos propone Elvrum, una vez más; más convencidos de lo que ya estábamos.

Puntuación: 9/10

Carlos Bueno

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