¿Diplo se está vendiendo?
Los orígenes de Diplo con su por entonces pareja M.I.A. marcaron la fama de un productor donde la exuberancia y el exceso primaban en su obra. Han pasado los años, la tamil ya es historia en su vida y cada vez recibe más ofertas de artistas y bandas que quieren su pedacito de Diplo (no en sentido literal, aunque a más de uno le gustaría). Del underground ha dado el salto al mainstream, y su ego con él. Este año ha publicado 128 Beats Per Minutes, un libro con sus fotos en lugares que visita de gira y demás. Vale, puede resultar curioso, ¿pero acaso nos importa algo? Y sobre todo, ¿tanto el tema como su persona resultan tan interesantes? Para el que suscribe no, y eso que estáis ante un fan de sus producciones. Si al menos su vida tuviese más chicha podría salirme mi lado más Sálvame…
Sin embargo las chorradas son lo de menos, lo que realmente importa es su música, aunque la correlación resulta evidente. Su estilo en los últimos años se ha visto domado si lo comparamos con los primeros pasos de su carrera. Sigue dando mil vueltas a cualquier RedOne de pacotilla, y muchos artistas del mainstream están hasta el gorro de este sonido y requieren de sus servicios. Pero siempre hay que pagar algo, tu alma en ciertas ocasiones; y es que aunque el sonido de No Doubt y Diplo resulten compatibles al 100%, Settle Down, incluso gustando, no tiene el toque descarado y guarro de sus años mozos. Y eso que el desparpajo de Gwen daría para algo más estridente. Por otra parte hay que alabar su cambio de registro y revitalización del r&b vía Usher; y es que desde la primera escucha Climax ya era uno de los temas del año. El mainstream se ve beneficiado con su varita dorada, pero su vena más underground se pierde.
Luego tenemos situaciones que preferimos no recordar, como regalar restos a Marina and the Diamonds (como también hicieron Dr. Luke o Stargate: pobre chica), producciones que resultan un insulto para su currículum. Algunos dirán ‘ey, pero tiene Major Lazer’. Sí, y por ahora su proyecto nos sigue dando muchas alegrías. Eso sí, esta semana se han anunciado algunos de los colaboradores de su nuevo álbum. Ezra de Vampire Weekend es un poco light, pero puede funcionar. ¿Bruno Mars? ¡Si es más blando que la mierda de pavo! ¿Y Shaggy? Que haya rollito jamaicano de por medio no obliga a trabajar con cualquiera; aunque puede que Diplo sea el Tarantino de la música y pueda recuperar y sacar el jugo a gente más que acabada, enterrada. A DEV pocos la conoceréis, pero tuvo un hit insoportable en Estados Unidos y no se ha vuelto a saber demasiado de ella. Wyclef Jean vivió su momento de gloria en los noventa, y Amber de Dirty Proyectors es siempre bienvenida. Habrá que esperar a noviembre para refutar teorías.
Sí, Diplo sigue molando, pero se están atisbando maneras que pueden acabar en tragedia. Y no sé por qué me da, pero tiene pinta de que adora la fama, los focos y el servicio de habitaciones de fulanas. Sólo esperamos que el mainstream no desvirtúe su esencia. Para despropósitos divertidos ya tenemos a Dr. Luke. Y ya es suficiente. Por ahora bailemos con el temazo de debajo. ¡Menos Marina y más Maluca!
jarto