Wild Nothing – Nocturne

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Wild Nothing se quedó a las puertas del reconocimiento indie con su debut dos años atrás. No es que las críticas fuesen negativas, todo lo contrario, pero buena parte de la prensa prefirió centrarse en otras bandas debutantes más, digamos, llamativas. El proyecto de Jack Tatum quiere la revancha, y puede que con esta magistral continuación titulada Nocturne lo consiga (por ahora Pitchfork ya le ha otorgado un ‘Best New Music’). En realidad decir ‘revancha’ es una manera un tanto dramática de plantearlo, ya que dudamos que el joven de Blacksburg quiera formar parte de la liga de los grandes. Y es que su proyecto sigue la línea de la delicadeza e introspección de Gemini, tomando de nuevo al C-86 como referente, aunque en la onda yankee.

Utilizando más elementos sintéticos con el fin de vaporizar aún más las atmósferas, la producción se acerca a la flotación sonora de Washed Out pero manteniendo el indie pop-rock del debut. Sin embargo la voz goza de mayor peso y definición que otras bandas coetáneas como Diiv (¿alguien entiende algo de su por otra parte magnífico disco?). Nocturne se abre con el buenrollismo sosegado de Shadow, single oficial que pone de manifiesto el cuidado en cuestión de producción, destacando un sutil pero delicioso juego de cuerdas. El tema que bautiza el disco podría recordar en los primeros acordes a unos R.E.M. más expansivos, y en el caso de Disappear always en buena parte de los arreglos e instrumentación.

 Through the grass desprende cierto tufillo ochentero mainstream que a alguno en teoría le podría chirriar (suaves coros femeninos, guitarra española, cierto aire a balada tipo Toy soldiers de Martika): pero como el mejor Twin Shadow sabe esquivar la horterada más chabacana y vacía. El corte que menos desentonaría en su predecesor sería Only Heather: bien por recuperar su sonido de origen. This chain won’t break se presenta como uno de los temas más directos, ideal futuro single; mientras que Paradise parece un cruce Cock Robin y el Peter Gabriel de hace cuarto de siglo. Counting days tiene bastante de los Fletwood Mac más pop, y finalmente The blue dress y Rheya toman a The Cure como espejo en el que mirarse.

Quizás su antecesor gozaba de más personalidad y Nocturne a veces destila cierta aire a pastiche, pero tampoco es menos cierto que ninguna de las influencias mentadas aparece de manera descarada o modo de fusilamiento sin ton ni son. La satisfacción al escuchar los once cortes es absoluta, y más en estos últimos días de verano: hay cierta melancolía respecto a la luminosidad del pasado que se torna en intriga al intentar adivinar el futuro.

Puntuación: 7,75

jarto

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