Animal Collective – Centipede Hz

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Si hay una banda que representó el concepto indie del gafapasta de manual de finales de la década pasada, esa fue sin duda Animal Collective. Mientras este colectivo la cubre de flores, otros la acusan de mostrar poca empatía con el público. Sin embargo Merriweather Post Pavillion relajó un tanto esta última actitud debido al carácter nás pop del álbum, además de obtener mayor fama y prestigio. Ahora llega este Centipede Hz y los que les criticaban  volverán a descargar su ira hacía el cuarteto y más de un gafapasta que en realidad sólo adoraba su faceta pop (aunque entre amigos presumiese de tener el vinilo de Here Comes the Indian) se abrirá las venas ante tan amalgama de excesos sonoros.

En realidad no es para tanto. Los que tenemos el oído acostumbrado a Strawberry Jam no notaremos la diferencia, y respecto a Merriweather la distancia no es tan dramática. Sí, hay más caos, pero en lo que realmente se distingue de su predecesor, para bien o para mal, es en la ausencia de la inmediatez. Pero seamos francos, salvo Brother sport y My girls, el álbum tampoco se acercaba a uno de Katy Perry. Tenía su miga y necesitaba de varias escuchas para exprimirlo en su totalidad. Centipede Hz quizás necesite de alguna más, pero sin dramas.

El primer corte, Moonjock, ya anticipa unas formas bastante más contundentes y menos armoniosas; estridencia sin complejos que busca sobresaturar los sentidos y no caer en la indiferencia, buscando la reacción, ya sea positiva o negativa. Algo que también sucede en el single Today’s supernatural, aunque manteniendo un lazo con el público más adiestrado en forma de melodía pegadiza. Rosie oh es una frikiada de menos de tres minutos que peca de intrascendente y de querer sorprender de manera algo gratuita. Con Applesauce y Wild eyed empiezan los verdaderos ejemplos de su maestría en confeccionar emocionantes juegos de psicodelia pop, histriónicos y asilvestrados, pero evitando caer en el experimento por el experimento. Un claro ‘estás invitado, pero tampoco te lo voy a dejar chupado’.

Su retransmisión radiofónica (el título, algunos sonidos y presentarlo en su propia emisora así lo demuestra) continúa con la inspirada Father time y la algo desinflada y monótona New town burnout, para remontar con la extroversión colorista de Monkey riches y Mercury man. Para cerrar está Amanita, que al igual que Brother sport, pone punto y final de manera apabullante, rozando el concepto himno (himno en su onda, por supuesto).

Los fans de verdad, sin auparlo como su obra favorita, sí sabrán valorar las bondades de un disco que no resulta redondo, pero satisface las ganas que teníamos de su regreso. Está claro que no captará nuevos seguidores como Merriweather, y tampoco parece que les importe demasiado. Animal Collective son músicos que no atienden a hypes o modas, simplemente paren genialidades musicales que a veces pocos pueden entender o disfrutar en su plenitud. Puede sonar esnob, pero es lo que hay. Y si no te gusta, ahí tienes a la Perry (y si eres capaz de valorar los aspectos positivos de dos conceptos musicales tan antagónicos, siéntete afortunado).

Puntuación: 8/10 | Escúchalo: NPR

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