Little Boots en Copérnico, Madrid

Lo primero que me llamó la atención al entrar en la Copérnico fue que no había ni Dios. Pasaron los minutos hasta que Little Boots salió a escena (aunque en Internet ponía nueve, empezó a las diez pasadas) y se registró una mayor aglomeración de gente, pero sin excesos. Parece que la británica ha perdido cierto fuelle, aunque no es menos ciertos que el público que se acercó a la sala se entregó al cien por cien. Por supuesto, homosexualidad en su máxima expresión.

La menuda chica (y eso que calzaba plataformas) apareció sobre el escenario junto a un batería, un programador y una teclista, derrochando simpatía a pesar de que se encontraba algo enferma. Para más inri el micro empezó a darle problemas, la voz iba y venía, aunque finalmente se resolvió con uno nuevo. Por otra parte la voz no destacó por su elevado volumen, especialmente en Stuck on repeat, primer tema que gracias a Dios conservó el carácter analógico del original, aunque no la duración (se acercaba más a la versión del álbum).

New in town encendió el buen rollo de los asistentes, al igual que Headphones, juerguista hasta la extenuación. Sorprendentemente esta última canción junto a Shake y Every night I say a prayer, los tres singles que supuestamente estarán incluidos en su nuevo disco, resultaron mucho más excitantes en directo. Sin embargo Earthquake y Mathematics de su debut resultaron algo apagados, aunque Remedy estuvo tan acertada como era de esperar, a pesar de que necesitó de tres intentonas para triunfar; y es que el sonido desapareció en una ocasión y en otra se acopló otra canción (las programaciones). La pobre chica no ganaba para disgustos.

A modo de obsequio se marcó una versión de Smalltown boy de Bronski Beat, aunque algo descafeinada y sin sacar demasiado partido al famoso riff sintetizado. Algo escaso el setlist (unos 45 minutos) que podía haber incluido dos de sus mejores piezas, Meddle y Perfect simmetry. A pesar de todo el encanto de Victoria, el ambiente de fiesta y su divertida retahíla de temas bailongos compensaba en buena medida cualquier error o carencia. No esperábamos un concierto de los que salvan vidas, sino un rato tan divertido como intrascendente.

Puntuación: 6

texto: jarto / foto: Juan Diró

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