Reivindicando… a Buffalo Tom

A finales de los ochenta nacieron diversas bandas de indie rock o rock alternativo pero de alto calado pop que seguían la senda iniciada por R.E.M. o Dinasour Jr. entre otras. Teenage Funclub, The Lemonheads o Superchunk gozaron de cierta repercusión a nivel comercial pero fueron los círculos más independientes los que más celebraron sus excelsas virtudes. Muchas de aquellas formaciones siguen siendo reivindicadas a día de hoy e incluso invitadas a festivales si todavía siguen vivas; pero como siempre hay casos injustos en los cuales las bandas casi desaparecen o no se les da el trato que merecen. Algo similar les ocurrió a Buffalo Tom, casi siempre a la sombra de otros coetáneos, que además se tomaron un descanso de nueve años entre 1998 y 2007, lo que tampoco ayudó a mantenerles en el candelero.

El trío de Boston publicó su debut en 1989, pero no fue hasta Bird Brain, segundo álbum de 1990, donde comenzaron a labrarse una reputación. En 1992 lanzaron Let Me Come Over, para muchos su mejor obra, la más visceral, auténtica y sobre todo rockera, y sin dejar a un lado el concepto de himno (ahí están Mineral o Taillights fade). Big Red Letter Day mantuvo el nivel de manera más luminosa y enérgica, con subidones de la talla de Treehouse o Sodajerk. Sleepy Eyed  recibió críticas por su carácter más pop, jovial e incluso californiano que grupos como Fountains of Wayne adoptaron poco después, pero el álbum contaba con temazos como la copa de un pino.

Cierta decadencia llegó con Smitten, con canciones que incluso se acercaban al AOR como Wiser o que llevaban el concepto de Sleep Eyed a un tono más comercialoide, estilo Rachel. A partir de este momento se tomaron el mentado descanso de nueve años, con recopilatorio de por medio, pero muy escasos de nuevo material. Three Easy Pieces supuso un comeback más que decente, con divertidos cortes como el homónimo o de nuevo himnos como la melancólica Bottom on the rain. El año pasado nos regalaron el notable Skins, por lo que esta vez no tuvimos que esperar casi una década para su regreso, lo que da a entender que, sin la híper actividad de los noventa, los bostonianos para nada están muertos. Otra cosa es verles de gira, al menos por nuestro país. Ya podía Primavera Sound darnos una alegría…

Como sabemos que a veces da pereza sumergirse en una banda con tantos discos de estudio, os recomendamos este recopilatorio para iniciarse. A partir de aquí, ya decidís si queréis disfrutar de una de esas bandas ninguneadas que trascienden modas, lo que tampoco les importa, y que apuestan por el rock alternativo con calaje pop, melodías bien hiladas, letras honestas y poco pretenciosas y cierto sabor americano.

 jarto

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