Reivindicando… la figura del popstar masculino

Desde hace unos cuantos años parece que regalan popstars femeninas hasta en la caja de los cereales. Britney abrió la veda, y a partir de ahí ya conocéis la historia. Los ochenta también estuvieron trufados de mucha popstar que en la mayoría de casos no sobrevivió para contarlo (lo que también pasara con las nuevas generaciones). Sin embargo, en aquella época la mayor figura del pop mundial era un hombre (aunque algunos lo pongan en duda), el desaparecido Michael Jackson, un icono que traspasaba todas las fronteras y que tras su decadencia a partir de los noventa nunca fue sucedido por un sustituto a la altura.

Pero no fue el único durante estos años, ya que Prince, sin resultar una estrella al uso, sí que conquistó las listas de ventas y enamoró a la crítica de la época. O George Michael, que contó con uno de los mejores debuts en solitario de la historia (aunque en realidad él lo hacía todo en Wham!). También podíamos encontrar momentos de caspa altamente divertida como Lionel Ritche o Rick Astley. Unos que han pasado a la historia y otros tan intrascendentes como agradecidos en su momento.

En los noventa el concepto boy band se extendió tan rápido que parecía que un hombre no era suficiente cuando se podían tener a cinco. Sin embargo las personalidades de cada miembro siempre quedaban diluidas, a veces por falta de carisma, otras por exceso de ellas, y ni todos juntos contaban con la presencia de grandes solistas del pop. Ahí está Robbie Williams, que en Take That era un sin sal como el resto de sus compañeros, y que en solitario se convirtió en la estrella que el pop europeo necesitaba a finales de los noventa. En tierra americana tenemos un ejemplo similar con Justin Timberlake, que se confirmó como mucho más apetecible (a todos los niveles) tras dejar su banda madre.

Hablando de Justin, parecía la salvación de esta figura masculina, pero han pasado seis años y no se conocen detalles de ese supuesto regreso a la música. El que parecía el claro sucesor de Michael ha preferido dedicarse a otros menesteres. Robbie parece que tras antiguos descalabros está en racha, pero si mantiene su corona es más por falta de candidatos que por méritos propios. Tenemos a Usher, pero resulta demasiado yanqui, sin potencial de estrella universal; y de pimpollos como Chris Brown ni hablamos. Enrique Iglesias está bien a modo de guilty pleasure, pero se acabó, y Pitbull… pues eso. Mika, del que acabamos de hablar, tiene actitud dentro de la vertiente colorista, pero quizás no cumpla del todo con los requisitos para incluirlo.

Reivindicamos al popstar masculino porque aún hay mucha gente con la idea de que el pop es sinónimo de feminidad e incluso homosexualidad en su sentido más tópico, y su papel de hombres masculinos pero sensibles (heteros o gays, da igual) sirvió para romper conceptos preconcebidos que de poco más sirven que para poner etiquetas, sobre todo en el caso de los fans masculinos. Antes si te gustaba Michael estaba bien visto, si ahora te gusta Enrique eres del club del pepino. También entraría la devaluación del pop comercial actual, pero ese es otro tema…

jarto

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