Cancelaciones en festivales: ¿se respeta al público?
El mayor drama de la temporada de festivales es que tu banda favorita cancele en el festival de turno; cuánto más grande el festival, más posibilidades de que las cancelaciones se ceben con su cartel. Primavera Sound es el mejor ejemplo por tamaño, aunque pocos se suelen librar de tal «drama». Por supuesto las cancelaciones también suceden con conciertos independientes, pero hay una gran diferencia: el dinero. En estos también hay drama, pero el dinero se devuelve íntegro siempre, y además siempre hay más posibilidades de que el artista en cuestión vuelva unos meses más tarde. Os aseguramos que Fiona Apple no va a resarcirnos con una gira.
En ocasiones las promotoras intentan subsanar las ausencias con el anuncio de otros artistas, pero si se trata de un nombre con caché resulta imposible sustituirlo por alguien del mismo nivel en tan poco tiempo. El año pasado sucedió por ejemplo con Björk en Primavera Sound, aunque en este caso ocupó su escenario y hora Saint Etienne, que ya iban a tocar en el festival, aunque fuera del Forum. Al menos se devolvía el importe de la entrada de ese día, aunque no la proporción del mismo en el abono. Un detalle a medias, sobre todo si te interesaba la islandesa y el resto no en exceso; pero si daba la casualidad que aparte de ella querías deleitarte con otras opciones musicales (lo normal en un evento de tales proporciones) y al final decidías quedarte con la entrada, nadie te compensaba. O todo o nada, tú elegías.
Aquí también se puede entrar en la polémica de qué merece una compensación, sea en forma de devolución o confirmación de otros artistas que cubran el hueco. Fionna Apple, que no será Björk en nivel de fanatismo, pero que, solo por lo imposible que resulta disfrutar de su directo, su caché es altísimo, no incluye ningún reembolso, pero sí nuevos grupos, que también vienen a sustituir a Crime & The City Solution, Fidlar y Foxygen. ¿Con Diiv tendremos la misma «suerte»? Habrá que esperar, pero es de esperar que naranjas de la China a estas alturas. Entonces, ¿con qué cancelación habría devolución?: ¿Blur?, ¿My Bloody Valentine?, ¿The Knife? La pregunta es, ¿no debería suceder con cualquier artista? Puede que Diiv fuese el factor clave para que algunos adquiriesen el abono, o más posiblemente, la entrada de día, y no van a recibir nada a cambio. Y no hablamos precisamente de un evento barato. La organización posiblemente se pronunciaría escudándose en la amplia oferta de artistas, porque, ¿qué más da una banda? Otra manera de verlo, pero, ¿qué sucede cuando se trata de cinco (si no va a más)? Silbar y mirar hacia otro lado…
Sabemos que ante este tipo de contingencias suele haber mucho trabajo detrás, y que en ocasiones es difícil responder con algo que contente a todo el mundo, pero no es menos cierto que no se tienen en cuenta todas las opciones posibles. Podrían repetir la estrategia de Björk y devolver el dinero del día, o para que fuese más justo, descontar el dinero en proporción al tiempo que ocupa en el horario e incluso la importancia del artista (no les cuesta lo mismo Fiona que Diiv). Sí, resulta algo complicado el cálculo y además todo el mundo se podía acoger a ello incluso aunque ni se plantease asistir desde un principio, pero desde el momento que se da la posibilidad de ver a cualquier artista se debe responder ante este tipo de problemas, porque al final se ha adquirido un producto que no corresponde a lo que en principio se vendía. Pero la pela es la pela. Aunque hay que darse con un canto en los dientes, que a veces ni sustitutos, ni dinero, ni un pin.
Los propios artistas tampoco se libran. Un contrato es un contrato, aquí y en La Pampa, seas músico o proveedor de cubitos de hielo. Como todo en esta vida, hay motivos y motivos y nunca se sabe cuando puede suceder una desgracia o simplemente un problema que impida la presencia en un evento de estas características. No es por volver a Fiona, pero hace unos mese canceló parte de una gira debido a la enfermedad de su perro. Resulta comprensible el amor de muchas personas hacia los animales (yo me considero uno de ellos), pero por desgracia el mundo no funciona de tal manera, y si dices en el trabajo que no vas a poder asistir por la muerte de tu mascota se ríen en tu cara. Y es que no canceló un par de fechas precisamente. Ahora con Primavera Sound ni una maldita explicación. Tampoco esperamos que desvele su vida privada, pero con un «por motivos familiares» o similar nos damos por satisfechos. Los motivos y explicaciones de Björk, por ejemplo, resultaron suficientes y perfectamente comprensibles (un problema de nódulos). Y eso que estamos ante un artista excéntrica (ya sabemos como se las gasta a veces): pero evidentemente la profesionalidad prima.
Al menos Foxygen y Diiv sí que han dado ciertas explicaciones… otra cosa es que no arqueemos la ceja (como poco). Nadie duda de la dureza de las giras, que a veces se alargan hasta el infinito y el agotamiento, la presión o el estrés hacen acto de presencia de manera brutal, pero también hay que saber cuando parar y decir «no» antes de comprometerse. Algunos echan la culpa a managers abusivos que les exprimen hasta que los pobres no pueden ni levantar una guitarra. Otras veces también será la mala vida la que justifica estas decisiones, pero claro, eso nunca sale a luz. Sea lo que sea, un poco más de profesionalidad y respeto hacia la gente que nos desvivimos por su música y acude a festivales. Porque no somos borregos; sin nosotros no estarían donde están. Y eso también va por las promotoras.
jarto