Low en Joy Eslava, Madrid
«Most intense shit ever». Así me describía un amigo el último directo de Low en la capital. Y desde luego no exageraba. Una sala abarrotada ya desde el insulso show de Arborea (algo ñoño y bajo de volumen, lo poco que llegamos a ver) demostraba la gran expectación que los pioneros del slowcore crean siempre con sus directos. Tras una cuenta atrás de diez minutos proyectada en el escenario mientras los propios miembros de la banda de Duluth preparaban sus instrumentos, comenzaron con la carta de presentación de su último largo, la delicada Plastic cup. Si bien en un principio temíamos que el concierto se quedase en una adaptación más acústica de sus temas clásicos acercándolos al sonido de The invisible way, pronto quedó patente que éste no sería el caso gracias al ruidoso y distorsionado final del que dotaron a otro de sus nuevos temas, On my own.
El setlist se centró en el último disco de la banda, y aunque el sonido de estas canciones fue más sobrio y desnudo si lo comparamos con el de sus temas clásicos, no desmerecieron en absoluto, llegando a conmovernos especialmente con la interpretación de So blue y Holy ghost, a lo que también ayudó la buena acústica de la sala y el excelente trabajo de los técnicos de sonido. No tardaron sin embargo en recurrir a temas como Monkey en los que desplegaron la crudeza que caracteriza su música. Y es que Low cuenta con algunos ases en la manga que nunca les fallan (anoche tampoco): la profunda voz de barítono de Alan Sparhawk y el delicado vibrato de su mujer Mimi Parker, encajan a la perfección, y junto con la profundidad de su sonido lograron que la sensación de inmersión fuese total y viviésemos una noche de gran intensidad.
Vestidos de negro riguroso y con una puesta en escena sencilla aunque efectista, en la que se proyectaban visuales directamente sobre los miembros de la banda y una sobre pantalla blanca de fondo, lograron que el público se entregase totalmente desde el primer momento. Si hubo una favorita, esa fue Especially me, interpretada íntegramente por Mimi y personalmente una de mis preferidas, fue uno de los momentos más emocionantes de la noche. Poco después llegaba el maravilloso ejercicio de contención que fue otro de sus temas clásicos Silver rider.
«Is there anything special you would like to hear tonight?» preguntaba Sparhawk al volver al escenario para tocar los bises. El público gritaba de inmediato el título de un sinfín de las canciones del grupo. Y es que otro de los puntos a favor de Low es que cuentan con tantas buenas canciones que hubiese dado igual cuál tocaran. La intensidad sonora que les caracteriza volvió a hacernos levitar con Sunflower, y tras un sincero agradecimiento de Alan por seguir apostando por la música y ya de paso dar de comer a sus hijos, que no quedó forzado en absoluto, nos obsequiaron con I hear…goodnight (¿qué mejor despedida?) y abandonaron el escenario con un corto y tímido adiós. Low no hicieron gala de interactuar demasiado con el público más allá de lo musical, ni falta que les hizo. Consiguieron ponernos los pelos de punta con cada acorde y armonía vocal.
Juan Diró