Washed Out – Paracosm

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La evolución de un músico siempre supone un tema peliagudo, máxime cuando hablamos del segundo disco o tercer disco, cuando todavía tiene que demostrar que el debut fue algo más que un golpe de suerte. Si resulta demasiado radical le pueden tachar de traicionar sus raíces, si se mantiene en las mismas que es un cobarde que no arriesga, y si escoge el camino intermedio que las medias tintas simbolizan la mediocridad artística. Vamos, que nunca llueve a gusto para todos. Para el que suscribe se queda con el equilibrio a sabiendas que si esta página tuviese decenas de miles de lectores muchos conservadores y extremistas escupirían sobre mi tumba online si existiese. Como ni una ni otra, y aunque así fuese, abogo por la brisa de novedad que Washed Out incluye en su segundo largo sin desechar su esencia.

Y porque a pesar de que el chill wave haya sido enterrado incluso por los que perdían el culo por él, Ernest Greene mantiene en Paracosm el lazo con el género en el que se dio a conocer pero lo imbuye en nuevos sonidos quizás no demasiado rompedores, pero sí disfrutables y placenteros. De primeras puede parecer uno de esos álbumes tan agradables como intrascendentes, pero, y quién lo diría, se necesitan unas cuantas escuchas para captar su verdadera grandeza, lo que por cierto también sucedía en su antecesor. Lo que se mantiene intacto es la luminosidad de su estilo, que desde la ambiental introducción queda patente y que sigue en el single It all feels right, que además revela uno de los giros estilísticos del disco, hacía aguas psych-pop, pero sin demasiadas drogas, solo un porrito o dos, lo justo para disfrutar de un atardecer veraniego. Don’t give up en cambio sí que se trata de una canción más deudora de su debut, atmosférica pero sin dejar a un lado el chispazo pop, gracias sobre todo a un estribillo muy bien hilado.

Lo vaporoso continúa en Weightless, pero también crece en densidad sonora, más palpable y estilizada, para enlazar en una preciosa transición con All I know, donde el pop emocional y expansivo embelesa a cualquiera con un mínimo de humanidad bajo la piel (la utilización de los tiempos, las cuerdas, la sutil guitarra, ¡puf!). Y claro, tras este subidón Great escape queda algo desangelada y empequeñecida. El tema titular, sin destacar por su concepto melódico, sí seduce por la producción ensoñadora llena de matices, que podría convertirse en la banda sonora de las vacaciones veraniegas de nuestra vida (en modo relax, no del tipo irse a patearse todas las discotecas de Ibiza). Otro cambio de registro casi al final, en Falling back, donde las guitarras toman mayor protagonismo en un ejercicio cercano al shoegaze, que en realidad sería el género adecuado si Greene decidiese apartarse de lo sinténtico.

La despedida viene de la mano de la melancólica All over know, que resume el aire acogedor de Paracosm, un trabajo que no desluce la por ahora notable carrera de Washed Out. Tampoco es que vaya a cambiar tu vida, dudo que se coloque entre lo mejor del año, pero si te capta se acabará convirtiendo en uno de esos trabajos artísticos, sea un disco, película o libro, que se recuerda con cariño, y que recuperas cada cierto tiempo porque lo enlazas con un pasaje de tu vida. Y porque no todo es a nivel de género o estilo, ese es el aspecto que más ha variado respecto a Within and Without, la cercanía y empatía que genera respecto al oyente, que puede hacer del disco algo suyo. Cambio ni mejor ni peor, simplemente un paso hacia otra dirección, muy apreciable eso sí.

Puntuación: 7,75 I Escúchalo: Spotify

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