YAST – YAST

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El otro día leía en Rockdelux la reseña del último largo de Shout Out Louds, donde hacían referencia al concepto de «suecada» que se empleaba en Rebobine por favor (Michel Gondry, 2008) para definir las revisiones en plan casero de películas famosas que perpetraban los protagonistas. Con ello querían dan a entender que los suecos no han inventado nada en lo que se refiere a música y que su obra casi siempre se basa en formulas ya conocidas, especificando eso sí que el aire de cutrerío no lo compartían. No puedo estar más de acuerdo, pero si la revisita aprueba con holgura este supuesto «pero» se quedaría en algo puramente anecdótico. Porque qué difícil resulta innovar en los tiempos que corren. Los suecos lo saben y se regodean en ello.

Así es el debut homónimo de YAST, cero rompedor, algo complaciente, pero agradecido en su escucha. Y como vienen a decir sus iniciales, Youth and Student Travel, hay mucho de jovialidad en este primer largo de una banda escandinava que no pretende reventar las listas de lo mejor de 2013, pero que nos deja un buen puñado de canciones. Ahí está la crisis de los veintitantos (porque la hay) en I wanna be young, YAST, la canción, soleada y excelente apertura, la ligeramente sesentera y tierna Heart of steel, la sobria melancolía de The person I once was, el sutil y acertado chispazo de New Order en Joy, el revival noventerero noise en Sick, etc., Todo aderezado con un agudo olfato para las melodías y letras empáticas, sencillas pero no sonrojantes (quizás en algún caso como Strangelife, pero de nuevo la magnífica melodía lo compensa).

YAST es un buen disco que encandilará a los amantes del shoegaze, power pop e indie rock que exijan un importante peso del componente pop; pero es que hablamos de un producto sueco, por lo que eso ya está más que asumido (salvo que te llames The Knife y se te vaya la perola). Habrá que ver qué tal su directo este fin de semana en South Pop Isla Cristina, pero de lo que no hay duda es que viene que ni pintado para un festival que casi cierra el verano. Y es que este debut transmite esos últimos días de la estación donde cada instante es único y la nostalgia por el cada vez más cercano final solo es superada por la algarabía e intensidad de cada momento. Todo enmarcado en la efímera juventud. ¿Que el indie nos vende el concepto «forever young» y nos lo comemos con patatas? Pues sí, pero eso daría para otro artículo…

Puntuación: 7 I Escúchalo: Spotify 

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