Sky Ferreira – Night Time, My Time
Siempre se hace la coña de que Azealia Banks va a publicar su debut en 2018, pero la buena de Sky Ferreira no le anda a la zaga en lo que se refiere a vender humo, que ya han sido más de tres años dando tumbos. Aunque también ha tenido sus más y sus menos extramusicalmente hablando, sobre todo esto, a la hora de la verdad la chica ha estado más ocupada en encontrarse a sí misma que en vivir en un bucle infinito de trifulcas. Cuando la conocimos parecía destinada a ocupar un papel de popstar, quizás algo más arriesgada. Pero el tema no cuajó. Incluso sugerimos que había muerto antes de nacer, pero (por suerte) nos hemos comido nuestras propias palabras. Tras varios titubeos parece que por ahora se ha asentado a nivel artístico y esta puesta de largo deja claro que no se ha dedicado a la música por capricho.
Encallado en los últimos ochenta y los primeros noventa, Night Time, My time presenta un pop-rock que se balancea entre la new wave, noise o synth pop, en consonancia con las figuras femeninas alternativas de la época, entre la fragilidad (la portada lo dice todo) y el carácter, pudiendo recordar tanto a Courtney Love como a Alannah Myles. Es posible comprobar su faceta de femme fatale en Boys, tomando el legado (y el tono vocal) de la Shirley Manson más descarada, con la que por cierto trabajó con anterioridad; en contraposición, de manera contundente pero herida grita al mundo Nobody asked me (If i was okey), en referencia a cuando en sus inicios no tenía ni voz ni voto. En el tema de inspiración kraut Ain’t your right también se pone chula y es ella la que sostiene la sartén por el mango, mientras que en la cándida 24 hours se muere por tus huesos.
Este juego sigue en buena parte del disco, incluyendo el single You’re not the one, que maneja el equilibrio de ambas actitudes («estoy colada por ti, pero no eres el elegido»); equilibrio que también se traduce en la magnífica producción, entre sucia y sofisticada. Sin embargo al final acaba ganando su lado más romántico, aunque por suerte la dulzura no termina en diabetes, como en la visceral Heavy metal heart, donde, por cierto, si alguien tenía duda de su versatilidad vocal, aquí se despejan todas las dudas. Hasta la ida de olla de Omanko («coño» en japonés) estilo Suicide y la tontuna de Kristine, que parece una prueba de tono, tienen su gracia. El final se desinfla ligeramente con I will y Love in stereo, que no llegan a despegar pero tampoco incordian con su presencia. Por suerte se recupera en su cierre con el tema que da nombre al álbum, muy íntimo, muy Slowdive.
Sky pone los puntos sobre las ies: ya no es solo una it girl tan llamativa como vacía. Que sí, que tendrá mucha tontería, que le gusta un sarao más que a un tonto un lapiz, y algunos la podrán ver como la Miley Cyrus de lo alternativo (normal). No, no se puede decir que haya madurado en el sentido más encorsetado de la palabra, pero tampoco es que lo necesite, ya que aún es escandalosamente joven. La realidad es que ha tomado una sabía decisión en su carrera y ha hecho las cosas como Dios manda. Así, su nueva personalidad le sienta la mar de bien, aunque habrá que esperar si es la definitiva, que con Sky nunca se sabe. Aun así no es difícil anticipar futuros movimientos. ¿Un dramático disco posruptura con Zachary Cole de Diiv (que sabemos que más temprano que tarde cortarán)? Oh, genial. Puede que en clave hip-hop o nu-disco, eso sí.
Puntuación: 7,5
jarto