Lady Gaga – ARTPOP
Que Lady Gaga es experta en hinchar el hype hasta límites desproporcionados y que el comportamiento de sus talifans no benefician en nada su carrera es algo que ya todos sabemos. Por ello reseñar ARTPOP dejándose llevar por ambos aspectos, totalmente extramusicales, no va a ser la dinámica de este texto, aunque nunca se sabe si el subconsciente jugará una mala pasada. Evidentemente, incluso manteniendo una actitud más o menos objetiva dentro de lo humanamente posible, Prism, por poner un ejemplo actual, no desprendía ni un diez por ciento de la pretenciosidad de este disco, que va más allá de lo que ella diga o deje de decir en entrevistas y similares: el título, entre otros elementos, ya lo dice todo. No es menos cierto que el disco de Katy perry de cero pretencioso pasa casi al «más simple que un yoyó», y un poco de ostentación artística tampoco está de más, incluso en el pop más petardo. Pero cuando en general suena tan chusco y deslavazado casi mejor terminar hablando de fiestas de cumpleaños con globos grandes, grandes, grandes.
Sin embargo Lady Gaga tampoco es tonta y sabe sacar partido a lo que en teoría se plantearía como el desastre más absoluto. Y si además no estuviese obsesionada en publicar discos más largos que un día sin pan, mejor que mejor (¡vivan las 8 canciones de The Fame Monster!). Si de los 15 cortes le quitas un tercio le hubiese quedado un disco más majo, porque aunque suene a tópico, el famoso «cantidad no es sinónimo de calidad», maldita sea, sigue sin cumplirse. Si resulta necesario que dure tres horas, que así sea, pero no hay que forzar la máquina para contentar a los fans que se tragarían hasta un tema de electro-eructos. Pero claro, el concepto álbum ha desaparecido en el ámbito comercial, y mejor hacer una selección de tus temas favoritos en el mp3 y desmembrarlo. En realidad tiene hasta sentido: este tipo de discos se hacen expresamente para ello. El caso es que Jewels and drugs hace que Dark horse suene a gloria (¿por qué les ha dado ahora por el punto gangsta?); Swine resume la palabra «vulgaridad»; Donatella se presenta como un homenaje kitsch a la diseñadora, pero se queda en esperpento, en el peor de los sentidos (¿»qué se llevará esta temporada»?, ¿en serio?). A la basura. Fashion!, que pone tras los mandos a Will.i.am y David Guetta (!), no resulta tan fatal como cabía esperar, pero estaría incluida en una supuesta limpieza de cortes. Y encontramos un par de temas más que estarían al borde del desfiladero, pero al final se salvan por alguna que otra lindeza.
Ahora las (más o menos) buenas noticias: hay bastante que salvar en ARTPOP. Aura abre la veda del disco y de la producción horribilis, pero su letra y tono gamberro convence. Venus se presentó como el primer tema con Gaga como productora, y la verdad, se podía haber ahorrado la tarea, pero gracias a Dios a nivel melódico conquista, ya que aunque la unión de sus partes resulte algo caótica (a veces suena a ABBA, otras a house noventero), hay tantos ganchos que darle a repeat es inevitable. G.U.Y es uno de los platos fuertes, como una versión más macarra de Alejandro… y de nuevo la producción se carga en parte la canción. Do what u want se acerca a la sofisticación de Italians Do It Better, pero como tampoco queremos a Gaga en la banda sonora de Drive, ella lo lleva a su terreno en uno de los highlights del disco. Y aunque muchos crean que no viene a cuento, recuperar a R. Kelly ha sido todo un acierto. ARTPOP, la canción, sin resultar un hit (tampoco parece su objetivo) suena hasta inquietante y ligeramente moderna.
Quizás Mary Jane Holland hace cinco años hubiese tenido más gracia, porque el rollito Justice huele demasiado a día de hoy, pero tampoco estorba y el estribillo es apañado. La electrónica francesa también aparece en Sexxx dreams, pero no chirría a tal nivel quizás porque mola que recuerde también al primer Calvin Harris (los teclados del estribillo son puro In my arms de Kylie). El electro-rock de su segundo disco lo reivindica en MANiCURE, en un número con mucha guitarra, palmadas y zorreo. Mejor no saber que Dope está dedicada a sus little monsters, porque estamos ante un tema a piano bastante sentido y creíble. Gypsy parece otra balada a piano pero acaba convirtiéndose en el The edge of glory del disco, muy disco emotiva, aunque se rompe el climax con Applause, por lo que el orden del tracklist también podría haberse mejorado. El primer single tiene sentido como punto y aparte, y aunque el diseño de sonido no convenza, la inteligente lírica y el arriesgado estribillo lo compensan.
ARTPOP no es el disco de Gaga que puede que algún día llegue, aquel en el que se desprenda de la dependencia de sus fans, de la peor parte de su ego e incluso de las presiones externas (¿en serio ella eligió a Guetta y Will.i.am?). Por ahora seguirá publicando discos majos pero francamente mejorables. Y es que se atisba cierto genio desaprovechado por circunstancias perfectamente desechables, así que quizás le convenga marcarse un Robyn y hacer lo que le salga del «Uranus», siempre dentro de la coherencia pop. Porque hay demasiadas contradicciones en su carrera que la están lastrando de tal manera que en un años no quedará nada de ella. Actúa ya Steffani.
Puntuación: 6 / Escúchalo: Spotify
jarto