10 conclusiones sobre los Grammy 2014

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Mejor resumir los premios en diez puntos que tragarse la gala entera o incluso que echarle un ojo a los 82 premiados, claro que sí.

Daft Punk es lo más «moderner», tía

¿Quién iba a decir que unos carcas iban a premiar a un disco de esta índole? Obviando la calidad de Random Access Memories (que para nosotros es más bien alta), trabajos como este suelen quedarse ninguneados en categorías menores. Pero el bombazo de Get lucky y todo lo que ha conllevado les ha venido de perlas a la organización para hacerse los modernos y justificar así esta lluvia de premios, cuando en sus corazones siempre preferirán señoras como Adele o r’n’b narcoléptico como Alicia Keys, a la que por cierto han premiado por inercia y pena, porque no la quieren enterrar del todo pero saben que no merece una resurrección.

Y con James Blake llegaron los hipsters… o no tanto

¿Inglés? ¿Música elegante? ¿Un toque moderno? El bueno de James lo tiene todo y más para hacerse un hueco en los Grammy. Y lo ha tenido, pero como artista revelación por Overgrown. Que sí, que se trata de su segundo disco, pero no se puede pedir peras al olmo. Los jueces son como el típico chaval de 19 años que te dice lo indie que es por escuchar Vetusta Meyers, pero ellos además no evolucionan. Y por supuesto no se lo iban a dar, pero posiblemente también se crean la mar de modernos por premiar a un albino rapeando y su amigo hipster. Y es que James no va a ayudar a mantener la industria, pero Macklemore & Ryan Lewis sí.

Lorde, la niña de sus ojos

Quizás demasiado joven para arrasar en los Grammy, y además el fenómeno acaba de empezar, por lo que no conviene precipitarse. Eso sí, le otorgan el premio a mejor canción del año, para que no pierda fuelle. Todo perfectamente medido. Las listas necesitan nueva sangre, y tras comprobar que la chica no se va a quedar en un one-hit wonder (la increíble Team empieza a petarlo), le dan un empujoncito y todos contentos. ¿Se le subirá a la cabeza? La neozelandesa parece que tiene  los pies en el suelo, o eso vende, por lo que esperamos que este tipo de premios lameculos no le hagan salirse de la inteligente senda transitada.

Madonna si no mete la mano no se queda tranquila

Incluso en eventos no musicales la Ciccone siempre ha de mencionar algo relacionado con su carrera. En su actuación de Same love, que de nuevo demuestra su compromiso con el colectivo gay (aunque últimamente está en modo Gaga pesada), no se podía conformar con cantar el tema original, no, sino que incluyó un fragmento de su clásico Open your heart. La verdad es que todo mejoró considerablemente. Y cuando al final parece que entona los versos junto a Mary Lambert (que no es la misma Lambert que le dirigió en Like a prayer), suelta una frase final de su éxito de True Blue. Porque ella siempre tiene la última palabra.

Justin Timberlake ya ha tenido bastante

Nominaciones tenía, aunque algo discretas, y algún gramófono se ha llevado a casa, pero no hay duda que uno de los comebacks más exitosos del año pasado, quizás no tanto mundial pero sí americano, ha sido menospreciado. El disco era una maravilla, ha vendido un montón y además ha gozado de un monster hit. La gente no se olvidó de Justin, y quizás por ello, porque su consolidación es inamovible, han preferido dejarle en un segundo plano. Otra teoría: como los Grammy cuidan de sus artistas (los que les interesa) y la sobre exposición del chico de oro resultó hasta excesiva en 2013, no han querido saturar más de lo debido.

Vampire Weekend tienen lo que se merecen, supuestamente

O eso deben de pensar los integrantes de la organización. A pesar de coronar el número uno en su país, su tono quizás algo más desenfadado que por ejemplo Arcade Fire, que tienen más actitud de llena estadios, les impide pasar de las categorías alternativas. Posiblemente les vean como una simpática panda de chavales especializados en música maja y simpática, pero no con la suficiente entidad para ocupar un papel primordial en sus adorados premios. Eso es que habrán escuchado Modern Vampires of the City mientras estaban de putas y esnifando hasta el Ariel.

Kanye West, Kendrick Lamar y Drake son «peores» que Macklemore & Ryan Lewis

Vale, tienen que catapultar nuevas promesas, pero, ¿a qué precio? De Kanye y la manera de llevar Yeezus puede resultar hasta comprensible que no haya calado, que ya sabemos que los Grammy no atienden demasiado a la calidad. El caso de Lamar, pero sobre todo de Drake, resultan más preocupantes porque sí han contando con singles de éxito, y en lo que se refiere al disco del segundo, este cuenta con varios meses de andadura y todavía le quedan otros tantos, aparte de que nunca se ha proclamado de los vencedores y ya le toca (solo tiene uno entre trece nominaciones).

Taylor Swift no es country

Nunca lo fue, pero podía colar que en sus primeros álbumes el público le otorgase tal etiqueta y los premios la incluyesen en la categoría. Con Red ya valió la broma, y la habrán nominado porque al fin y al cabo se trata de una de las estrellas indiscutibles del momento y hay que mimarla, pero sin que se suba a la chepa. Que no guapa, que si te produce Max Martin lo máximo que vas a tener es un pop de guitarras en la onda de Avril Lavigne. Y no te indignes si pasan de tu bonito culo, y no solo en mejor disco country.

Que macarradas como esta nos puedan gustar

 

No es por ir de guays pero…

A la hora de la verdad los Grammy nos importan una mierda, pero dan juego y reflejan como se mueve el showbusiness. Por ello somos fans.

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