Beck – Morning Phase

Beck - Morning PhaseBeck es un auténtico peso pesado de la música alternativa, y aunque su figura puede gustar más o menos, poca gente duda de su calidad como músico, productor o incluso showman. De hecho, no son pocos los artistas (y muchos de ellos consagrados ya) que acuden al californiano cuando necesitan una mano, como han hecho ya Charlotte Gainsbourg o Pharrell Williams. Resulta, pues, todo un acontecimiento que Beck Hansen saque un nuevo álbum, y más teniendo en cuenta que Modern Guilt, su anterior largo, data de 2008.

Dese aquel lejano marzo de 1993, cuando vio la luz Golden Feelings, el primer álbum del norteamericano, han pasado ya  21 años, y esta mayoría de edad musical se nota en Morning Phase, donde el músico campa (más) a sus anchas. Aunque es cierto que Beck nunca ha tenido que probarle nada a nadie, y si quiere hacer un álbum principalmente acústico, pues va y lo hace. Y nosotros a tragarnos sus baladas una a una, y tan encantados. Morning Phase es menos experimental que su predecesor, es más una «continuación» de Sea Change (según reconoce el propio músico en nota de prensa), pero que más nos da si lo hace bien.

Aunque a simple vista quede poco de ese Beck noventero que compartía la cima del rock alternativo con Nirvana o Sonic Youth, es, a mi parecer, esa inquietud postadolescente que hizo al mundo enamorarse de Beck la que lo ha empujado a bucear entre vinilos de Neil Young o Simon and Garfunkel, voces de más de una generación a las que rinde tributo ahora, directa o indirectamente. El Beck de ahora no es -ni ha sido nunca- un simple cantautor con guitarrita, sino un artista que cuenta historias llenas de cotidianidad con cierta maestría. Y Heart Is A Drum (que, por sus arreglos, incluso parece haber sido ejecutada por 10cc)o la ya conocida Blue Moon dan fe de ello: dos temas intemporales que bien podrían haber sido escritos hace cuarenta años.

El resto del álbum, al igual que los temas ya mencionados, se ubica muy lejos de la oscuridad o el cinismo en el que otros crooners folk se sienten tan cómodos, como Conor Oberst o Elliott Smith. Morning, Phase o Turn Away, por el contrario, son canciones luminosas, llenas de una felicidad melancólica que asusta y reconforta al mismo tiempo, algo más propio de un padre de dos hijos que de un veinteañero rebosante de rebeldía juvenil. La preciosa Waking Light, canción que Beck nos había adelantado ya, cierra este álbum autoproducido en el que contó con la ayuda de su padre, David Campbell, quien se encargó de los arreglos orquestales. ¿Estamos, quizás, frente a un álbum accidentalmente personal?

La pasión, con la edad, va dando paso a la sabiduría, se modera, y Bek David Campbell quizás sorprenda menos que antes, pero en Morning Phase nos da una lección importante: nos enseña que no hace falta siempre transgredir para trascender.

Puntuación: 8,5

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