Especial reseñas Primavera Sound 2014: indie pop-rock norteamericano
Primavera Sound 2014 se acerca y hay bandas a porrones, pero hay algunas a las que hay que prestarles más atención para poder así disfrutar de ellas en su plenitud (que también está bien descubrir artistas a su hábitat natural, pero siempre nos gusta conocer alguna canción). Los amantes del pop-rock de origen norteamericano tienen tres bandas que sin ocupar la primera plana del cartel suponen uno de los platos fuertes del mismo, todas nacidas en la segunda mitad de la pasada década y que han publicado disco este 2014 todavía joven. Por supuesto cada una navega a través de diferentes subgéneros, aunque a veces convergen (art pop en The War on Drugs y Future Islands, por ejemplo), lo que estrecha lazos entre las tres.
The War on Drugs – Lost in the Dream
Lost in the Dream de The War on Drugs se ha convertido en una de las sensaciones discográficas del año y muchos se preguntarán qué tiene de especial: fácil, se trata de un largo que aúna una amplia gama de referencias pop-rockeras de los últimos 50 años, y lo mejor de todo: no siempre enmarcadas en la sofisticación. Y es que todos tenemos un hueco en nuestro corazoncito para los guilty pleasures, por mucho que de cara a la galería seamos lo más indies del lugar, y por ello en Burning podemos rememorar al Bruce Springsteen más hortera, el de Born in the USA y discos sucedáneos, o a Bryan Adams (¡!) en Dissapearing. Sin embargo Adam Granduciel aporta matices que varían la fórmula de sus supuestos inspiradores, especialmente gracias una producción más sutil y delicada, que por momentos roza el ambient pop deudor de bandas como My Bloody Valentine o Galaxie 500, quizás en menor medida que en el pasado disco, pero todavía muy patente (el final del Under the pressure, el comienzo de In reverse, The Haunting Idle).
Como era de esperar su amor hacia Dylan a la hora de interpretar se mantiene casi intacto, y digo «casi» porque dependiendo del corte los matices en el empleo de su voz pueden variar, demostrando así gran versatilidad en este aspecto. Las referencias son claras, y la teoría puede sonar a refrito; catalogadlo como queráis, pero la realidad es que no se puede poner en duda el exquisito gusto a la hora de utilizar las influencias, y lo mejor es que también encontramos una huella propia que se impone y sabe domarlas con sabiduría, tomando lo mejor de cada una y poniéndolas a su servicio, dando lugar a un álbum muy sugerente, lleno de recovecos que investigar y detalles que saborear. Simplemente enorme. Solo rezamos porque no se repita el descalabro de actuación de la edición 2012 del festival (que en realidad no fue culpa suya, era el escenario Pitchfork que estaba gafado).
Puntuación: 8,7 / Escúchalo: Spotify
.
Quizás por su estilo poco solemne y más ligero Real Estate son tomados menos en serio que otras bandas coetáneas, y sin embargo ganan puntos en la importante baza de la simpatía. Les sucede algo parecido que a The Shins, que aunque saquen algún disco regulero, resulta imposible despedazarles (del todo), como esos amigos a los que no se les puede levantar la voz aunque la caguen soberanamente. Por suerte la banda no conoce la mediocridad y por ahora sus discos, sin cambiarte la vida, se apoltronan fácilmente entre nuestros favoritos durante varios meses. Así lo comprobamos en Days, y así está sucediendo y sucederá con Atlas.
Diez canciones, la cifra perfecta para un disco pop-rock, que van fluyendo sin darnos cuenta, a veces demasiado debido a su supuesta ligereza en la forma, por lo que, aunque suene paradójico, se trata de un álbum que necesita de varias escuchas o de pocas pero muy bien aprovechadas para poder empatizar con él. Entre felices las tardes soleadas y agridulces despedidas, el disco tiende un puente entre la juventud y la edad adulta, a veces confundiéndolas y mezclándolas; y es que los límites entre ambas etapas se van diluyendo cada vez más y este trabajo aboga por ello de manera deliberada. Porque la vida no está tan encorsetada como nos quieren hacer creer y no todo es blanco y negro. Hay maravillosos grises que retratan miles de matices, con sus pros y sus contras, que ellos transforman en algo más asimilable. Así de bien funciona la magia de su (aparente) sencillez.
Puntuación: 7,7 / Escúchalo: Spotify
.
Future Islands – Singles
El notable On the Water provocó que muchos medios, entre ellos nosotros, echasen el ojo a Future Islands, y por lo visto acertamos de pleno. El curiosamente llamado Singles ha supuesto la confirmación del talento de esta banda de casi treinteañeros (no, todavía no tienen los 30, aunque no lo parezca), que nunca pretendieron ser flor de un solo día. El carisma vocal de Samuel T. Herring no pasa desapercibido, y hasta eclipsa la exquisita instrumentación, entre lo orgánico y lo sintético, aunque gana la partida la primera vertiente debido a la manera de utilizar ese tipo de recursos (no sucede como otras bandas de guitarras y sintetizadores estilo Depeche Mode, donde los segundos suponen la seña de identidad).
Desde el fastuoso primer single, Seasons (waiting for you) (una de las canciones del año), se puede constatar el aroma clásico que se extiende a lo largo de todo el conjunto a pesar del empleo de estas modernidades sonoras, aspecto en el cual la interpretación de Herring también juega un papel primordial (incluyendo aparte excesos cercanos al metal en Fall from grace). Los otros nueve cortes que lo componen, sin llegar a la maestría del que nos lo anticipó, trenza un resultado final que no pretende encandilar a todo el público, ya que mientras se suceden los minutos un atisbo de incomodidad se va haciendo patente por el choque de los diferentes elementos mentados más otros como el tono o la lírica. Sin embargo, lo dicho, es lo que se busca y por ello puede provocar tanto cierta animadversión como admiración. Aquí se opta más por lo último, y más tras esta actuación que tantas alegrías les están proporcionando, que ha provocado que nuestras ganas de verles en Primavera Sound se hayan disparado.
Puntuación: 7,5 / Escúchalo: Spotify