Crónica Paredes de Coura 2014: sábado

A pesar de lo bien que nos lo pasamos la noche anterior, la última noche del festival también prometía, y mucho. Todo lo bueno acaba, señores, pero eso no nos impedía disfrutar de los últimos conciertos que Paredes de Coura nos ofrecía.

Sensible SoccersUno de los primeros, el de Sensible Soccers, no podía haber sido mejor programado. La propuesta de post-rock baleárico de este cuarteto portugués no podía ser más acertada para el calor de la tarde, que empezaba ya a remitir. El público, no demasiado numeroso, se entregó y bailó, así como también hizo el amigo de la banda que, semidesnudo, acompañó casi en trance con sus movimientos a la onírica música de los lusos. Ojo, banda a seguir.

De The Dodos no pudimos ver mucho, tuvimos que sacrificarlos para llegar a tiempo a ver a Kurt Vile & The Violators (e hidratarnos un poco), pero pudimos comprobar que, a pesar de los problemas de sonido del episodio pequeño (que a veces suponían un verdadero lastre para los grupos que ahí tocaban), el ahora dúo sigue sacándonos una sonrisa. Quizás nada más, ya que hace mucho que lo que hacen dejó de sonar novedoso.

Kurt VileKurt Vile tampoco es que se encuentre en la vanguardia del folk. Sin embargo, el ex The War on Drugs intentó, acompañado por The Violators, llegar al público con algunos de sus mayores «éxitos» y con canciones de su último álbum, Wakin on a Pretty Daze. Con algunos lo logró, aunque se puede decir que, en general, reinó la apatía.Hamilton LeithauserDiferente reacción tuvo el público con el que fuera líder de The Walkmen, Hamilton Leithauser. Quizás por la nostalgia, o quizás porque estábamos ante un verdadero entertainer, el público, que en un principio no era demasiado numeroso, fue aumentando hasta llenar (y desbordar) el escenario pequeño. Mala idea el programarlo en un sitio con tan poco aforo.

Los que sí pudimos ver de cerca a Leithauser, disfrutamos enormemente con algunas de las canciones de su álbum en solitario, Black Hours (Ribbon Music, 2014). Pocas, eso sí, aunque el norteamericano lo supo compensar con sus movimientos de crooner seguro de sí mismo, y con el cover de Don’t Go Home With Your Hard-On de Leonard Cohen que tocaba por vez primera, y tuvo a bien en regalarnos.

De The Growlers, sinceramente, hay poco que decir. Sonaron insustanciales, poco innovadores, infantiles, apelando a aquello que menos nos gusta de los festivales. Quizás era yo, que no estaba demasiado receptivo.

GoatA los enigmáticos Goat, al igual que a Hamilton Leithauser, se les quedó pequeño el escenario Vodafone FM, y largas colas se formaron a los lados, debido a la gente que no pudo pasar debajo de las carpas. La expectación era enorme: ¿revelarían sus identidades? Estaba claro que no, pero eso no nos impidió formar parte del extraño ritual que los suecos llevaron acabo la noche del sábado. Psicodelia, máscaras, y muchos bailes tribales (y algún que otro problema con las proyecciones, pero nada que importara de verdad). Conmigo tienen un nuevo fan.

BeirutBeirut, el proyecto de Zach Condon, es bien conocido por estos lares. Y también en Portugal, donde Condon y los suyos (al parecer) se sentían muy a gusto. No en vano, el líder de la multitudinaria agrupación no paró de repetir que el público portugués era el mejor del mundo. Y se atrevió con el portugués, como tiene que ser.

En el plano musical, Beirut nos deleitaron con su maravilloso folk orquestal, que se volvía electrónico cuando la ocasión lo ameritaba, cuando tenía que sonar algún tema de The Rip Tide (Pompeii Records, 2011), ligeramente electrónico. Disfrutamos, pues, con Vagabond, Santa Fe o con My Night With the Prostitute From Marseille. No disfrutamos en absoluto con aquel grupito que teníamos al lado, que no paraba de gritar, cantar canciones de borracho (en portugués, por supuesto, nada de Beirut) y dar la nota en general. No solo en España tenemos irrespetuosos en los conciertos.

James BlakeGran parte de la culpa del aforo completo del último día del festival se la debemos a James Blake, estrella contemporánea del post-dubstep, que se ha convertido en un verdadero reclamo de festivales de música de todo el planeta. El jovensísimo Blake de apenas 26 años ya es toda una bestia del escenario, con una presencia arrolladora a pesar de la humildad que destila, que ni un Mercury Prize ha sabido arrebatarle.

El británico ofreció un concierto más bien introspectivo, pero arrollador gracias a lo envolvente de sus bajos, que retumbaban en todo el recinto (abierto, no olvidemos). Sólidas sonaron CMYK, I Never Learnt To Share (con samples grabados en directo), Limit To Your Love, Digital Lion (una favorita personal de un servidor), Overgrown y, por supuesto, Retrograde. Aunque nuevamente sufrimos al típico grupo que no se queda callado ni en un funeral, era difícil no conectar con la música del veinteañero, ceremonial y desgarradora, aunque bailable a ratos. Un broche de oro para un festival caracterizado por un encanto conferido por una localización inmejorable, que quizás flojeaba un poco en su oferta bailable. Hasta la próxima.

Fotos de Hugo Lima y Paulo Pimenta (Público).


El festival Paredes de Coura 2015 se celebrará del 19 al 22 de agosto de 2015, en la Praia Fluvial do Taboão en Paredes de Coura, Portugal.

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